Por más que queramos salir de la manada con el típico cliché » Yo festejo San Valentín todo los días» estamos inmersos en ella. Se trata entonces de  no diferenciarse, sino de andar luminosos entre la brea sin que se nos pegue, aunque sí nos salpica.
Éste festejo esconde una gran infelicidad por parte de quiénes no tienen con quién, o lo que es peor sí tienen con quién y todo se resume a una caja de bombones. La gran oportunidad que nos brinda éste día es la de mirarnos a los ojos y sin palabras saber que estamos allí dentro, en lo profundo de la mirada que miro, porque así debería ser. Festejar el contacto a través de la sinceridad, la complicidad, la amistad, la empatía. Festejar San Valentín con la mirada, dándote la oportunidad de asumir la grandeza de ver tu inmenso amor en los ojos de tu compañera o compañero, tanto como la de revalidar tu Amor siguiendo tu camino si no estás allí, porque es allí en esa mirada que espeja la tuya donde encontrarás el infinito .
«La India»
14-2-2016