Tú deseas.
Tú eliges.
Tú experimentas.
http://1.bp.blogspot.com/-YzMrDAi84Wk/UFqeBAoXMqI/AAAAAAAABZ8/bbNBtCdeMas/s1600/manos2.jpg
            El deseo profundo por activa o por pasiva, de todo ser humano, es estar con un compañero o compañera para la vida, es nuestra naturaleza y forma parte de nuestra evolución. Sin embargo, el camino hacia éste encuentro suele ser de mucha confusión entre el anhelo y lo que se materializa. Acaba en la mayoría de los casos, en una relación en la que no hubo encuentro, solo un roce muy placentero y efímero con la posterior frustración, provocada por el miedo a padecer soledad.
             El deseo profundo de encuentro de Amor con una pareja, comienza a teñirse de miedo cuando la intención fundamental es protegerse de la soledad. Luego de algunos intentos fallidos en el que se pierde la inocencia, procuramos  no enamorarnos demasiado por lo que pueda pasar. Se alimenta una angustiante contradicción interna y mientras externamente creemos que buscamos el par, seguimos siendo individuales. Este deseo se vive con el freno puesto una y otra vez, para resguardar el espacio de la soledad por si hay que volver a ella, midiendo lo que se da sin arriesgar más de lo que el otro es capaz de entregar.
            Cuando ya se nos ha roto el corazón y la esperanza, la confianza, la inocencia, o la entrega se han resentido, comenzamos a creer que se está bien a solas, que el amor no existe y que la pareja es una cárcel, entonces con el único objetivo que nos buscamos y encontramos de a par es con la intención de tener sexo, uno, dos o varios orgasmos de mayor o menor calidad que alivien la angustia de separación.
            La ilusión juega un papel importante y traicionero, porque vuelve a darnos la esperanza. –“tal vez  sea diferente y pueda volver a confiar”, cuando no hay nada desde el principio. Al final de la velada cuando hemos jugado a la seducción y las energías femeninas se han dejado abrazar por las masculinas, olvidamos que sólo íbamos a por un momento de sexo y el deseo de experimentar ese amor profundo en compañia vuelve a ser recordado.
            Cuanto más confiamos en el encuentro sexual, más confundimos sexo con amor y el virus sexual queda implantado generando tanta atracción como rechazo según estemos juntos y disfrutando, o a solas en casa esperando esa llamada. El valor propio se reduce a tal escueta relación sexual, alejándonos del encuentro de Amor en  pareja, porque en verdad nos aleja más de nuestro corazón, que sufre y se cierra con cada decepción. Y no porque el sexo este reñido con la pareja de amor, sino porque el sexo trae sexo y nada más, en cambio la pareja de Amor aporta relaciones sexuales con ternura, compañerismo, intimidad y todo el repertorio de los juegos sexuales, que al realizarlos dentro de la  pareja consciente se disfrutan y se potencian más.
            La cuestión siempre está en la claridad de los mensajes que cada uno, en primera instancia, mantiene honestamente con su ser. Hay que asumir el deseo profundo y ser coherente con él. No es posible conformarse con una relación puramente genital cuando lo que se busca es intimidad emocional. Veamos algunos ejemplos: dos personas que se encuentran y acuerdan explícitamente mantener un encuentro casual en el que pueden disfrutar de la sexualidad genital y nada más o una pareja de amor que disfrutan de su sexualidad sagradadonde todo está permitido desde el lugar del amor con aceptación e intimidad sin juicios, en ambos casos hay acuerdo entre ambos y viven la experiencia sin reclamar a nadie nada. Pero cuando uno va por el placer sexual en cada encuentro de pareja, (aunque se lleve meses o años con la misma persona), y el otro lo acepta en primer instancia pero espera secretamente que eso cambie, hay una traición a la premisa original y punto. Para que algo cambie debe volverse a replantear la idea original y ser aprobada por ambos, nadie que convenza, arrastre, seduzca o manipule al otro podrá reclamar nada, si lo que espera secretamente que ocurra no ocurre.
“La India”       
1-7-2016