«Ya sabía que las clases eran un callejón sin salida de exigencias y tal vez, algo de disfrute podía ocurrir en alguna muestra de fin de año. Y también sabía que ya no quería más eso». 
            Allá por enero de 2018, me anoté en el Tutorial 21 “La técnica y el Ser unidad” porque me dio curiosidad la frase “Porque a veces a tu flamenco le faltas tú.” Esa frase seguía diciendo algo que aumentó esa curiosidad y quedó tintineando en mi: “Y si le faltas tú…entonces ¿Quién esta danzando dentro de tu baile? Que es lo mismo que preguntar ¿Quién está viviendo dentro de tu vida?”.
En ese momento ya habían pasado más de cinco años que no bailaba flamenco; me dedicaba otras disciplinas corporales (yoga, pilates, gimnasia postural). Ni siquiera pensaba en tomar clases de flamenco, ya había bailado suficiente desde muy pequeña y sabía que luego de ir con varias maestras, ya no había ninguna que me gustara. Ya sabía que las clases eran un callejón sin salida de exigencias y tal vez, algo de disfrute podía ocurrir en alguna muestra de fin de año. Y también sabía que ya no quería más eso. Así de hermética me anoté.

            Todo ese hermetismo, se hizo añicos cuando comenzó el tutorial. La energía del grupo era muy poderosa, algo que traspasaba el ámbito de la virtualidad en la que todo se desarrollaba. El apoyo, el sentirme acompañada me permitió hacer lo que tanto necesitaba: Pedir ayuda. Y cuando me animé a hacerlo la ayuda apareció de la mano de La India y de todos los participantes. Estaba ahí disponible para quien la quisiera. Entonces me dije ¿Por qué no?
            Así comencé a ver qué era esto de crear hábitos, de estar consciente, de percibir. Me permití explorar cómo hacer los vídeos y subirlos, contar sobre mí, interactuar con el grupo. Todo era nuevísimo, renovador y muy movilizante. Me di cuenta que esa dura y vieja coraza que llevaba puesta, creada con el paso de los años, para estar a la defensiva de todo y que me paralizaba era el miedo a ser yo misma, como si ser yo misma fuera sinónimo de algo malo. Este tutorial comenzó a desarmar la coraza. ¿Cómo? A través de cada una de las propuestas que La India hacía día a día. Era un desafío. Podía elegir hacerlo o no y elegía hacerlo, aunque me costara. Hacía el video una y otra vez hasta que lo subía.
            El hábito que más he desarrollado gracias a este Tutorial ha sido el de AVANZAR. No quedarme quieta por miedo o por prejuicios. El resultado fue maravilloso e inimaginable. Al mes siguiente, en febrero, conocí personalmente y pude abrazar a La India en su visita a la ciudad de La Plata, pude realizar el Taller presencial Flamenconsciente, de donde surgió una idea inmensamente generosa de La India de invitarme a subir a su escenario a dar una pataíta por Bulerías,

imagínense yo no podía creerlo. Pude volver a tomar clases regulares con una profesora amorosa de esta ciudad, estoy pudiendo sentirme bien luego del ensayo, a reconocer un día bueno y uno no tanto, sabiendo que no pasa nada con eso. He conocido gente nueva que resuena con esta energía, me he apuntado al tutorial 365. Y TODO GRACIAS A ESTE BENDECIDO TUTORIAL 21 DÍAS. LA BOMBA ATÓMICA DE AMOR.

En definitiva, he podido empezar a contestarme la pregunta inicial “¿Quién está viviendo dentro de tu vida?” Este Tutorial me ayudó a recuperar las riendas de mi vida y a no dejarme morir en la monotonía de las rutinas y los quehaceres socialmente aceptados. He recuperado la conexión con mi niña interior. Esa niña de la que me olvidé y saben qué, seguía ahí esperándome para jugar un rato más, este juego que se llama VIDA.
Agradecida hasta el infinito contigo, India.
Verónica Mancurti
41 años.
La Plata – Argentina