A las dos partes del todo. A lo sutil y abstracto junto a lo basto y concreto. A aquello que necesita de lo otro para expresar su completud, dónde los opuestos y antagónicos se funden en Unidad.
La energía femenina del hombre y de la mujer, de la mano de la energía masculina de la mujer y del hombre.
               Cuando hablamos de energía femenina o del femenino, evocamos a todo aquello que conocemos como las características representativas de una mujer. La sensibilidad que ajusta el sexto sentido de la percepción, y que hace de ellas sabias e intuitivas. El poder de crear y dar vida desde lo profundo de las entrañas donde anida el centro mismo del amor. La flexibilidad de todo su cuerpo, que la hace grácil y elegante. La receptividad en lo cóncavo de su útero que la conecta con la confianza del estar llena y plena de sensaciones complejamente placenteras. El ser la reina del hogar desde donde cuece el brebaje nutritivo del clan, dando a cada uno astutamente en su justa medida.
               Lo femenino es lo sutil, lo perceptivo, lo flexible, lo receptivo, la observación silenciosa, la astucia, lo complejo, el poder de crear, la abundancia, el recibir.

               En cambio cuando hablamos de la energía masculina,  visualizamos la imagen del hombre con la firme estructura de sus músculos y de aquello que, con fuerza y dirección, construya. La protección de lo suyo con todo lo que tiene a su alcance. Ofrece en su movimiento, el cobijo que abraza. Es el trabajo duro que le hace sentir seguridad, firmeza y valor. Es el ataque defensivo contra toda amenaza hacia sí, a su descendencia y procedencia. Provee la materia prima. Da

A las dos partes del todo. A lo sutil y abstracto junto a lo basto y concreto. A aquello que necesita de lo otro para expresar su completud, dónde los opuestos y antagónicos se funden en Unidad. La energía femenina del hombre y  de la mujer, de la mano de la energía masculina de la mujer y del hombre.
La energía masculina es la fuerza, la estructura, la dirección, la protección, la defensa, el poder del movimiento, la seguridad, la simpleza, el trabajo duro, la providencia, el dar.
               La energía Masculina está sobrevalorada en nuestra sociedad, hombre y mujeres salen a luchar y a proteger con uñas y dientes el hogar para sentirse seguro contra los “depredadores”, entonces: ¿Quién está dentro del propio hogar (el corazón) esperando con los brazos abiertos y el nutriente alimento para el alma? ¡Nadie! Porque hombres y mujeres queman el combustible de la energía masculina en la acción, en el afuera, sin atender a lo que sienten. Así los hombres se quedan huérfanos del complemento energético, de aquello que en verdad tienen que aprender yendo a su interior, y ellas, ellas han perdido el sentido más preciado de sus vidas: el poder de lo sutil.
               En la energía femenina está la clave del nuevo paradigma, integrándola y dejando que se entremezcle con la energía masculina, es cuando se creará un nuevo Ser.
            Es necesario conocer la energía  qué nos mueve, para saber cuál tenemos que aprender a integrar. Completar la energía femenino-masculina o masculino-femenina dentro de cada uno, es el nuevo paradigma en hombres y mujeres evolucionados. Porque el encuentro del nuevo modelo de pareja ya no es mujer y hombre en complementariedad, sino Seres en Unidad.
La India
Flamenca-Terapeuta Corporal- Escritora
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