Lo que expresas en tu danza es a ti.
Lo que expresas danzando es tu profundidad.
Lo que expresas danzando es tu Ser.
Pero…
            Sé que diciendo pero invalido todo lo anterior y lo hago queriendo. –La psicología de la Gestalt dice que: el pero en una frase anula lo anterior y solo permanece lo que digo después de éste-.       
            Lo que expresas danzando es tu esencia, pero sólo si has aprendido a percibirte, sentirte, intuirte y mirar dentro de tus emociones, de lo contrario sólo estarás danzando con tu neurosis.
            Cuando danzas contigo, lo haces con todas tus partes: cuerpo, corazón, alma y espíritu en total aceptación. Una aceptación que va más allá de lo que puedas comprender y que está más acá de la simple alegría como lo más parecido a estar en paz, disfrutando plenamente  del momento.  Si no trabajas con tu interior, es decir con aquello que hay detrás de una molestia,  un esfuerzo sostenido,  un permanente “no puedo” o aquella premisa de no parar nunca, exigiéndote  al máximo  para calcar una forma de otro; si no desmantelas esas partes de tu personalidad que te impiden danzar con lo más auténtico de ti solo estarás bailando con tu esfuerzo, exigencia y tus parloteos mentales de mamá y papá. Te creerás libre, cuando en verdad solo estás exteriorizando la estética de tus personas internas.

            Sólo se trata de comprender, porque el hacer, qué, cómo o cuándo, viene por añadidura. Sacando las raíces de tus partes profundas y oscuras hacia la luz, éstas mueren. Osho dice: “ninguna raíz que es sacada de la tierra y expuesta a la luz del sol, vive”.  

            Tu deseo de danzar es genuino porque viene de tu corazón, pero tu baile en sí mismo no hace genuina tu expresión, porque quien lo interpreta es tú. Y tú, no lo eres completamente  porque te has dejado partes olvidadas o escondidas detrás de ti, allí en las “Cavernas del Averno”, también de tu corazón.  Este lo guarda todo, tus amores, tus deseos más genuinos, tus miedos y dolores. La combinación del quiero y no puedo que acompaña a cada persona y de la que podremos escapar con la ayuda objetiva de un acompañamiento terapéutico.
            Por eso, danzar es mirarse por dentro y sea lo que sea que encuentres allí debes sacarle a la luz, sólo así dejarás de esconderlo, temerle o negarlo. Entonces tu danza podrá ser personal, atrapante, conmovedora o simplemente diferente y tú habrás sanado un poquito más, entrando en el espacio de la coherencia  entre el hacer del corazón y el saber de tu espíritu, porque la que ha sanado es tu alma. Es ella quien dentro de tu corazón guarda las memorias de los deseos y dolores de tu existencia.
Por eso digo que danzar es expresar  lo que sientes por ti, aceptando sin juicios las emociones de tu corazón en coherencia con tu espíritu, que es quien te guía en el camino.
La India
Flamenca.Terapeuta corporal.Escritora
www.la-india.es