“Cuando nuestra vida se transforma por completo el dolor es la primera cosa que producimos a nuestro alrededor y es necesario comprender que hay numerosos inocentes y muchas vidas son sacrificadas”.(La ley del avance- A.Jodorowsky)
Esta frase, me hizo un fuerte estruendo, por lo dura y por lo real. Yo me he transformado por completo cuando decidí divorciarme y luego cuando decidí venir a vivir a Sevilla, ambos momentos ocasionaron dolor a mis hijos, a mi madre y las personas que estaban a mi alrededor.
Mis hijos me han guiado desde que tengo dieciocho años, mi vida fue marcada paso a paso por mi amor incondicional para con ellos. Siempre creí que, de no haber sido por ellos, me hubiera perdido por ahí.
Ciertamente no he tomado decisiones cómodas y agradables desde su perspectiva infantil. Los obligué a transformarse con mis transformaciones proponiéndoles desafíos fuertes, sintiendo que eran los caminos a seguir en los respectivos momentos y que por duro que es un divorcio y una migración de continente, siempre tuve la esperanza que sacarían partido y así entonces me perdonarían.
La culpa que cargamos los padres es arquetípica, nadie puede escapar a ella. Ninguna madre es feliz viendo una sola lagrima caer por la mejilla de un hijo, tenga este la edad que tenga. El único alivio es sentir que -es por su bien-. Nos toca decidir por el mayor bien de un ser pequeño, inocente e indefenso, como si tuviéramos tamaña maestría para decidir por la propia vida y por supuesto cargar luego con las consecuencias.
Es difícil aceptar el dolor de los hijos, soportar la rebeldía adolescente tan necesaria para ellos y tan injusta para nosotras. Es difícil observar como pelean con la vida sin protegerlos. Qué difícil es ser “buena” madre y qué lucha innecesaria la de pretender serlo.
Si mi madre hubiera sido la madre que yo soñaba, poco recurso hubiera desarrollado yo en mi vida. Sólo puedo sanarme como mamá cuando miro a mi madre y le agradezco haber sido tal cual fue. Aprendí con ella lo que necesitaba y pude decírselo en vida y aprendo con mis hijos a ser madre y aceptarme como tal, confiando en ellos y en su vida.
Mi niño Emi y mi niña Faus en mi corazón, como parte indisoluble de mí. El hombre y la mujer que son, están ahora maternados por la vida, pero mi felicidad siempre dependerá de sus sonrisas. Y el niño de mi niña, mi nieto Simón, es el regalo de Amor que la fuerza de la vida me ofrece para seguir aprendiendo.
La India
Flamenca-Terapeuta Corporal. Escritora
www.la-india.es
Yo veo a mi niña hoy y estoy feliz de verla tan mujer que me sorprende día a día que yo estoy con ella y ella conmigo y que siempre podrá contar conmigo no sé si soy buena mandre solo sé que hago todo lo posible y que la amo con todo mi ser
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Maravillosa reflexión India !! Comparto totalmente tu sentir ! Algo habré hecho bien pues veo a mis hijos siguiendo sus sueños y libres de hablar conmigo de lo que deseen de antes o ahora !! Yo trabajaba mucho cuando eran pequeños y me entero ahora de cosas que pasaron y travesuras de las que ni supe en su momento !! Los amo y amaré y les agradezco haberme elegido como su madre !! Agradecimiento también a mi madre que les dió y demostró amor más de lo que yo sentí que hiciera conmigo !! Ahora a la distancia me reconcilio con ella se que hizo lo que creyó mejor para mí y le agradezco por todas las cosas positivas y por la no tan positivas que me hicieron crecer también y le envío mi amor dónde quiera que esté !!
Gracias por tu aporte!!
Cunto sale el curso?
Hola Romina! A qué curso te refieres?