Cuenta atrás 2. La Felicidad

Cuenta atrás 2. La Felicidad

En mi adolescencia era aficionada a las novelas y telenovelas, vibraba con los personajes y sus dramas encarnando apasionadamente sus papeles. Cuando finalmente los protagonistas en cuestión se encontraban y se daban el sí para siempre, terminaba. Justo cuando podía comenzar a disfrutar sin tensiones de esa ansiada felicidad no había más libreto. Me quedaba con una sensación de vacío, que sólo la cubría comenzando con una nueva.

Lo que se hace intolerante es ese vacío existencial que sólo se llena con melodrama relacional. La montaña rusa llega al fin del recorrido y toca decidir qué hacer ¿Otra vuelta o sentarse a mirar cómo gira?

Ahora prefiero sentarme y mirar la montaña rusa a la que subí, donde grité del horror y lloré del miedo, me quise bajar cuando estaba en la cima, reí histéricamente entre risas desconocidas, en definitiva, siempre estuve sola ante la posibilidad de morir ante el peligro o perder a alguien amado en una curva.

Me imagino la felicidad como poder sostenerme una cinta transportadora, siendo yo una maleta que contiene solo lo importante y dejándome llevar por el destino.

Siento que fui apretado el botón de detener hace algún tiempo y como una locomotora, que va aminorando la velocidad hasta quedar detenida lentamente. Ahora puedo bajar porque todo está en calma, soy capaz de observar y ser objetiva con el juego emocional de la vida en el que ya no me interesa participar. Lo que espero, después de esta comprensión, es ponerlo en práctica y aunque mi ego me ponga zancadillas para olvidarlo, este testimonio que he ido reflejando en estos diez días de reflexión, me ayudarán a volver a contemplar la montaña rusa desde abajo, porque allí es donde quiero estar. Al menos ahora, sé cómo volver a tierra firme  y a mi centro, toda vez que lo olvide.

La India

Flamenca. Terapeuta Corporal. Escritora

www.la-india.es

 

Cuenta atrás 9: La Fuerza

Cuenta atrás 9: La Fuerza

Cuenta atrás 9. La fuerza

Mis cincuenta años me encontrarán en un lugar diferente al que hubiera pensado en mis tiempos de guerrera. Desde el aspecto físico, desde luego que nunca me hubiera rapado y habría mantenido mi apariencia a base de potingues y cirugías, no pasaba por mi mente el retiro de la batalla del éxito y el logro.

Mi voracidad nunca me permitió disfrutar de lo que tenía, cuando lo tenía. Todo lo alcanzable se escurría como agua entre mis manos, lo conseguido ya no valía, porque cuando lo veía de cerca era pequeño y opaco, sintiéndome frustrada y sin valor; sólo aquello que me demandaba esfuerzo para alcanzarlo, a lo lejos, en el futuro, se imaginaba brillante y muy grande. Mi zanahoria fue pensar que mis mejores momentos de felicidad vendrían en algún momento y para ese momento invertí prácticamente toda mi vida.

Ahora que lo escribo lo revivo y siento como mi energía se agota comprimiéndome por dentro; pero cuando tenía veinte, treinta o cuarenta, la energía era inextinguible. Hasta que no me agoté no pude parar de exigirme y cuando tuve que parar, comprendí.

Necesitamos quitar ese excedente energético de la juventud que nos nubla el sentido para poder ver lo real. Qué pena de humanos que aún no somos capaces de usar ese potencial humildemente y rindiéndonos a la sabiduría de la vida ¡Pero no! Creyendo que si nos esforzamos lo suficiente podremos con todo, no reparamos en absoluto en la forma del pensamiento divino: la intuición.

Qué poco nos funciona la percepción y la intuición con altas cantidades de energía presionando. Damos a la fuerza un valor erróneo, sin reconocer que la fuerza en una dirección genera otra fuerza en dirección contraria y a más fuerza enviada, más fuerza nos llega de rebote. Comprendo ahora que no tengo nada qué hacer ni nada que decidir, luego de hacer mucho y tomar muchas decisiones aprendí que lo suyo es mantenerme atenta, sintiendo, percibiendo y así, la inspiración de la vida tiene espacio para expresarse. Aprendí que es necesario confiar en la vida, para calmar la ansiedad.

Lo que tiene que ocurrir ocurrirá cuando ocurra lo que tiene que ocurrir y no depende de mí.

Mi rapado radical no es más que la vida manifestándose en mí y yo permitiéndoselo. Aceptando que aquello que yo quería, lo quería mi ego y no mi vida. La vida quiere que seas parte de ella                 g a n á n d o t e l a. Por eso ahora, también comprendo esto de ganarse la vida y lo relacionado que está con el dinero y no con la abundancia del ser.

La abundancia de vida en ti.                                                                                                              Cuan claro veo ahora que haciendo lo que mi ego quería no me ganaba la vida, no era merecedora de la vida, sino del eterno descontento de nunca alcanzar lo deseado. Haciendo lo yo que quería iba a la lucha de la vida: luchaba en vida y sobrevivía en ella.

Ahora veo claro que la vida no quiere que sobre-vivas, quiere que la  v i v a s,  quiere que la valores, que la goces, que la descubras, por eso te invita a que te la ganes por ti misma o por ti mismo, para así honrarla dándole lo mejor de ti: no tu esfuerzo y tu pena.

Ganar la vida es el premio y todo galardón conlleva abundancia de energía fluyendo dentro y fuera de ti. Ganarse la vida es mover energía y así crear infinitamente. Ganarse la vida es tenerlo todo y tanto, que te provoca compartirlo, darlo, entregarlo. Es una energía que se hace tangible cuando la sacas de ti, porque cuando la das ves tu energía en el otro. Cuando tu energía es captada por el otro y ese otro crece y evoluciona, re-crea tu energía y la transforma para sí, entonces tu mente puede comprender con hechos reales y no imaginarios, lo que eres capaz de hacer. Y esa comprensión da paz así, te conviertes en una persona vital en lugar de fuerte.

Mi rapado es símbolo de esa vitalidad mía que vi en el otro y que se me devolvía en forma de respuestas claras y contundentes, respuestas que había buscado toda mi vida, respuestas que estoy segura, no son diferentes a las que buscabas tú. Respuestas al sentido de mi vida, al para qué de mi existencia.

Cuando usas la fuerza sin el sentido de tu corazón, entonces te cansas y te hundes y hagas lo que hagas te hundes más, te agotas. Solo consigues caminar por las “catacumbas de la vida: el reino de Lethe, la Diosa del olvido”. Ya no te reconoces porque te has olvidado de preguntarte ¿Cuál es el deseo profundo de mi corazón?

La India

Flamenca. Terapeuta Corporal. Escritora

www.la-india.es

La diferencia entre Bailar y Danzar.

La diferencia entre Bailar y Danzar.

Danzar es un momento con uno. Bailar es un momento con otros.
Puede que a través del baile alcances la danza, una vez que hayas unido en ti la estética y  la autenticidad.
             Danzar es un momento con uno, está relacionado con lo intuitivo, perceptivo y espiritual. Es un fenómeno que ocurre como producto de un misticismo sectario y enajenado. Enajenado de todo lo que no atañe a lo esencial del Ser que danza.
            El danzar tiene que ver con lo ritual, vital y trascendente. Es un viaje interior profundo que escapa a la parte consciente para cavar incluso en lo que está por debajo, el Inconsciente, ese espacio virtual que conoce de ti a pesar de ti, de todos y de todo. Sabe que tú eres sólo una parte de ti, la visible y la que crees ser.
            Danzar, es conectar con el universo a través del ritmo y es éste pulso quién rompe las corazas de la mente y del cuerpo para despertar memorias antiguas liberándolas a través del movimiento. Paulatina e hipnoticamente, en un vilo entre control y descontrol, el cuerpo va energizándose en una espiral ascendente hasta llegar en un  instante santo, al desenlace y explosión, con dibujos espasmódicos, vigorosos y bellos. Solemos llamar a esta resolución arte y no es nada más ni nada menos que la belleza de la autenticidad: el vislumbre del Ser en danza. Así, como si terminara el trance, las sensaciones físicas comienzan a sentirse: temblor, palpitación, excitación, sudor, todas sensaciones corporales nuevas, potentes y hasta abrumadoras que sólo aparecen ante emociones primarias que no se acostumbran expresar en la vida diaria, porque permanecen ocultas en las formas éticas que la sociedad acepta, creando así las corazas musculares de las que habla W. Reich. Es como si todo hubiera ocurrido en un sueño, pero es lo más real que tu cuerpo ha expresado, de igual modo que lo hace en un orgasmo.
            Extrapolando la danza a la vida -danzar con la vida- es transitar la vida con naturalidad y aceptación más allá de la intensidad; “danzando” con cada situación para sacar el mejor favor posible. Este concepto, que conecta con el fluir en el momento presente,  nos ayuda a salir del drama y lo traumático, permite aprovechar la experiencia viviendo cada momento sin esconder ni negar nada, aceptar que lo que está sucediendo ahora así es y la única forma de cambiarlo, es transitándolo en toda su extensión hasta su espontánea transformación.
            Bailar se corresponde con un aspecto tan importante de la existencia como es lo relacional. Es conectar con el exterior, el público, la mente y lo aprendido. Hay un cierto control de lo que está ocurriendo entre el afuera y el adentro de ti. Las sensaciones tienen un límite y no desencadenan las emociones primarias. El bailar se desarrolla en el brillo de la piel y en su tersura. En el bailar está presente el tesón, la responsabilidad, la inteligencia, las horas de ensayo e investigación de las capacidades de tu cuerpo y la belleza de la estética.
            De la misma manera bailar con la vida, sería como seguir el ritmo impuesto por el entorno, las consecuencias de acciones y relaciones. Dar la talla, alcanzando metas y expectativas donde el intelecto se entrena y se educa pudiendo, si se lo propone, alcanzar la excelencia.
            La estética puedes alcanzarla con el tiempo y el estudio, pero la autenticidad es como alcanzar la iluminación. Puede que a través del baile alcances la danza, una vez que hayas unido en ti de forma natural o aprendida, la estética y la autenticidad.
            El Yoga cree que con la práctica llegas a la iluminación, el Tantra sin embargo dice que ésta simplemente ocurre. En todo caso de la única manera que puedes despertarte del letargo y descubrir tu danza es con el movimiento consciente. Este es el camino, puede que lo consigas puede que no, tendrás que descubrirlo en tu experiencia.
La India
Flamenca, Terapeuta Corporal, Escritora
www.la-india.es
Tres amigas nos cuentan su experiencia en -El Tutorial 365-

Tres amigas nos cuentan su experiencia en -El Tutorial 365-

¡Hola! después de un tiempito vuelvo a escribir por  aquí para contarles cómo está siendo mi experiencia en El Tutorial 365.Me siento muy agradecida por vivir esta experiencia, que aunque vaya despacio y a mi tiempo, está logrando cambiar muchas cosas de mi relación con el baile. Me encontré con mucha información, vídeos y material. Confieso que al inicio me sentí abrumada, pero luego al ir adentrándome en cada vídeo, en cada explicación, me sentí en casa. Cada vez me estoy amigando más con mi baile, con mi cuerpo y mi sentir para poder transmitir. Esto de ir concienciando los movimientos, la respiración es una maravilla!! Es un trabajo desde adentro hacia afuera. 

Es un aprendizaje invaluable y que cada una de las que amamos esto, debemos experimentar.

Agradezco a La India por compartir todo su conocimiento con tanta generosidad. Cada vez que repaso algo me encuentro tratando de estar en eje, sintiéndome arriba y gigante. Toda esta actitud y conciencia Flamenca se manifiesta no solo en el baile sino en mi Vida! .

GRACIAS GRACIAS GRACIAS a nuestra Maestra y también a tod@s l@s que forman este grupo porque crecemos junt@s a través del flamenco que nos hermana!
Melina Tornello (San Bernardo. Argentina)
….
Quiero contar mi experiencia en  -El Tutorial 365- .Cuando ingresé al -El Tutorial 21 Gratuito-  fue por curiosidad y buscando siempre algo mas para mi baile, allí lo primero que me impacto fue una frase tuya que decía «Porque a veces a tu flamenco le faltas tú» y entonces pusiste en palabras lo que yo sentía en mi interior. Me encontré con un grupo de personas maravillosas y con vos, una maestra, generosa, atenta a cada detalle, pendiente de todos nosotros y aprendí un montón.  Por instancia tuya me puse propósitos para mi concientización y  fueron 21 días plenos de alegrías y descubrimientos.- Al finalizarlos se hizo un sorteo para participar en el Tutorial de 365 días y salí elegida, no puedo expresar la felicidad que sentí, una vez dentro del nuevo grupo me encontré con cantidad de material impresionante, más de 40 videos, archivos, reflexiones, artículos de tus libros, «Mis 10 mandamientos para el Flamenco» y «El flamenco mi inspiración»,  con tu asistencia permanente para ayudarme a concientizar mi cuerpo, a relajarme y poder expresarme sinceramente, encuentro cada día el equilibrio la fuerza, el peso la intención, todas cosas que tú nos marcas en este camino y nos guías constantemente. Trabajar cada video y luego subirlo al grupo esperando tu devolución es tenerte todo los días en mi casa explicándome, a pesar de los 10 mil kilómetros que nos separan.- Me acompañas  en este proceso de concientizar mi baile, no solo con el control semanal que realizas a través de los videos, sino también contestando cada pregunta cada duda.-
Por eso yo con cada persona que hablo recomiendo de corazón: ingresen al Tutorial de 365 días porque no se van a arrepentir, porque es una experiencia única, porque no importa el nivel que tengamos, esto no es marcaje, no es aprenderse una coreo, o copiar a alguien más, es aprender a sentir cada paso que doy, cada movimiento que sale de lo más profundo de mi ser y eso me lo estoy aprendiendo gracias a vos India querida, porque de a poco me voy asomando de tu mano a mi flamenco y me voy descubriendo en él y en la vida misma.- Mil gracias y ojalá muchos puedan acceder a este Tutorial que te cambia no solo tu baile sino que también la vida.-
Saludos desde Argentina, feliz de haberte conocido
Marisa Otero (Buenos Aires Argentina)
Hola a tod@s, yo también quiero compartir, como una de las ganadoras del premio en la 2@ edición, mi experiencia en el Tutorial 365, que ha sido como asomarme a los fogones de un famoso cocinero para ver los entresijos y los «trucos del chef». Algo a priori complicado, La India lo desmenuza de tal manera que se aprecia la «sencillez» que hace verlo posible.
….
El trabajo de conciencia corporal significa mucho para mí, para conectarme conmigo misma y con el momento que estoy viviendo, para sentirme. Darme cuenta de lo que hago y de cómo lo hago, es lo que me permite mejorar cada movimiento, junto con las correcciones, la verdad es que es un aprendizaje impresionante y un trabajo personal importante.
Gracias La India por tu presencia, se te siente muy cerca y a todas las compañeras también por estar ahí, acompañándonos mutuamente. Algo que me encanta, desde distintas partes del mundo, tan lejos y tan cerca a la vez, conectad@s.
Ni qué decir de la cantidad de ejercicios y calidad de las explicaciones, el material es de 10, como todo lo que ofreces. Así que gracias, gracias, gracias, por tu trabajo y por este espacio flamenco a nuestra disposición. Me siento afortunada.
Rosa Gándara Lapeña. (Alicante, España)
www.la-india.es
El cuerpo calla lo que el corazón grita. El baile flamenco y la terapia corporal.

El cuerpo calla lo que el corazón grita. El baile flamenco y la terapia corporal.

Artículo publicado por el Correo de Sevilla el 8 de noviembre de 2017

El flamenco surge como el lenguaje de la expresión genuina de un pueblo que explota en forma de arte su miedo, su dolor y su más profundo penar. Hoy, todo ese cúmulo de emociones primarias sigue tan vigente como antaño, solo que hoy: el cuerpo calla y enmascara lo que el corazón pide a gritos. Hoy duele no Ser uno o una misma bailando.
Con la terapia corporal y a través del flamenco, podemos llegar a los patrones inconscientes de éste dolor, transitarlos y liberarlos.
            La mente, aliada de las estructuras tangibles y gobernables apresa al cuerpo como su lacayo. Así es como primero pensamos y luego actuamos en función de lo que creemos. En el baile flamenco actualmente ocurre del mismo modo.
            Se crea en la imagen mental aquella forma que queremos dar a una soleá, por ejemplo y se somete al cuerpo a esa imagen de ensueño. En el mejor de los casos es una imagen que efectivamente brota del sentir del corazón, pero a decir verdad, esa imagen jamás llega pura a la estructuración mental que la  pone en marcha, sino que llega tan filtrada, recortada y reprimida que se torna una imagen zombi. Pero aún hay más, porque muchas veces, la imagen que la mente crea no es en base a lo que emana del corazón de quien baila o estudia baile flamenco, sino de sus iconos e ideales mentales basados en los grandes de este arte y que ellos mismos dogmatizan. Así la creación es absolutamente mental, aunque bien podría ser una copia perfecta y estéticamente bella, el problema es el frío vacío que se siente profunda y permanentemente. “No estoy ahí cuando bailo”
            Desde mi experiencia, puedo decir que me llega a través de clientes, alumnos, profesionales y lectores, una única y dolorosa constante: ¿Por qué no puedo expresar todo lo que siento?“Tengo miedo, no tengo nada que dar, me paralizo al subir al tablao”. Podría citar muchas frases más, pero todas van al mismo punto: el dolor de no Ser uno o una misma bailando.
             Ante este grito ahogado, la solución más a la mano que encuentran es seguir estudiando, perfeccionando movimientos y buscando seguridad en la ejercitación de sus tablas de pies, para sentir ese arraigo a la tierra y remediar así lo que ocurre en ese segundo trágico en el que el frío se mete en el cuerpo, las piernas se endurecen y el corazón late a mil por hora.  
            Esta falta de coherencia entre el sentir y el hacer no atañe solo a quien baila flamenco, puesto que todos hemos sido adoctrinados sistémicamente. Llegados a este punto, nos cuesta tantísimo identificar el deseo profundo que viene del corazón, que para ello, algunas personas buscamos algo que ni sabemos qué es, pero intuimos que allí está. Para abrir la conexión mente, cuerpo y corazón, durante años investigamos, curioseamos y estudiamos caminos encapsulados genética y ancestralmente, con el único fin de bailar por Soleá con el corazón abierto. 
            El flamenco es un canal directo al corazón y desde el corazón a la esencia del Ser. Siguiendo el camino hacia dentro, hacía lo profundo, doloroso y oscuro, aletargado en el sótano, lo que yo llamo “las cavernas del averno” es dónde encontramos el poder para volver a crear.
            Cuando los sueños del alma, aquellos que nos apresaron y silenciaron salen de la oscuridad a la luz, el baile se hace danza y así se convierte en sagrado, porque finalmente expresa al Ser. No es un camino fácil, pero puedo decir que a través de la terapia corporal buscamos romper el círculo vicioso de bailar a costa del esfuerzo como único recurso. Desmenuzamos información sutil arraigada en el cuerpo, desbloqueando recursos corporales, mentales y emocionales, trabajamos con esa frustración que se hace síntoma en el baile y la finalidad es que la persona recoja sus propios recursos y potenciales.
            El baile flamenco, para quien lo vive, ofrece en el proceso terapéutico un camino de evolución para acceder tanto a la dimensión espiritual, como a la inconsciente, por tanto, cuando buscas el flamenco en ti, te buscas a ti y ese es el camino que emprendes. El flamenco es empuje para hacer el movimiento más allá del sitio de confort. Otras veces, es el síntoma que trae información para el cambio.
            Definitivamente no es el flamenco quien te hace sufrir, eres tú. Porque a veces a tu flamenco le faltas tú. Y si le faltas tú…entonces ¿Quién esta danzando dentro de tu baile? Que es lo mismo que preguntar ¿Quién está viviendo dentro de tu vida?
“La India”.
Flamenca, Terapeuta y Escritora
www.la-india.es