La pareja es un sueño

La pareja es un sueño

La pareja es un sueño

El sueño fortuito y casual, que se repite una y otra vez, nos lleva a creer que es posible desear: «¿Y si me atreviera a desear este sueño?». Luego la ilusión genera expectativas sobre el deseo que la realidad echa por tierra.

Cuando nuestra imaginación nos lleva de la mano del sueño a ilustrar perfectamente y con todos los detalles una escena en la que disfrutamos del momento siendo protagonistas, el deseo adquiere forma: “Quiero encontrarme con una pareja que sea como la imagino: que haga esto y sea de esta forma, con quien pueda compartir mi vida, crecer juntos en pareja y tener una familia y evolucionar juntos”.

Muchas parejas jóvenes comienzan a utilizar conceptos como: pareja consciente, crecer en pareja, procesar juntos. Ello permite darnos cuenta de una cierta evolución emocional a partir de la intuición que se expresa desde la sabiduría profunda del corazón.

Para estos jóvenes queda caduca la familia como institución o mandato. Llegan hasta el encuentro de pareja habiendo atravesado un camino de autoconocimiento a través de diferentes técnicas, terapias, o incluso guiados por algún familiar.

Ellos hallaron algo más allá de la mente y sus dogmas socioculturales: el corazón.

Con la ilusión de formar una pareja evolutiva, que pueda crear hijos evolutivos y ofrecer a la sociedad una familia evolutiva, se lanzan a poner su grano de arena en el planeta. Atienden a la ecología, la alimentación saludable, la educación consciente y a su propia autorrealización.

Tarde o temprano la construcción de este deseo que comenzó con una ilusión individual choca contra la realidad neurótica y reprimida de la sexualidad de la pareja, como reflejo del marco social en el que está inmersa. Es entonces cuando la senda en solitario debe ampliarse hacia un camino común para la pareja y así llegar a la esencia del Ser en la práctica del sexo, como la energía básica de la creación.

El camino individual es para abrir el canal del corazón, la mirada de amor que puede reconocer y honrar al otro. Nos prepara para abrirbos al lado y bajar toda esa información a la realidad sin mente a través de los cuerpos, de la energía sagrada del sexo que se centra en la existencia y no sólo en la genitalidad.

La sexualidad de la pareja consciente consiste en aumentar su calidad. Se trata de recrear la sensación de “volver a casa” cuando se está vibrando con el cuerpo del otro.

El centro Hara -está ubicado unos centímetros debajo del ombligo- es el hogar, el ser, el enraizamiento; se interpreta como una sensación de alivio, seguridad, identificación y aceptación sin juicio. Es el centro de la sexualidad que se desactiva y se olvida por completo cuando al nacer nos cortan el cordón umbilical, -aunque como es inherente al Ser, es estando en pareja cuando se reactiva con el sexo meditativo-.

«Cuando el sexo entra en la mente, se destruye toda la vida y actualmente ha entrado el sexo en la mente, en todo el mundo». Osho (El libro de los secretos).

Un deseo es un camino a seguir y si lo dejas ser te mostrará  muchas más posibilidades de las que tu habías creado con tu pequeña mente.

Si al mirar a tu pareja ves en lo profundo de su mirada que está allí para ti entregate a esa unión. No intentes controlarlo con tu mente ni crees expectativas. Lo más importante ya está hecho; has reconocido tu deseo, y al hacerlo le has dado vida, ahora confía en ti y deja que se exprese. Tú no tienes nada más que hacer. Créalo y olvídalo.

“La India».

Cuando nuestra imaginación nos lleva de la mano del sueño, a ilustrar perfectamente y con todos los detalles una escena en la que disfrutamos del momento siendo protagonistas, el deseo adquiere forma: “quiero encontrarme con una pareja que sea como la imagino: que haga esto y sea de esta forma y sienta estas otras, con quien pueda compartir mi vida, crecer juntos en pareja y tener una familia para evolucionar juntos”

 

Vivir para no morir, una historia real.

Vivir para no morir, una historia real.

Conocí a una persona que decía de sí misma tener baja autoestima, tenía un discurso autocompasivo, aunque ella intentaba que no sonara así. Había trabajado mucho lo emocional y lo espiritual desde los cuarenta años -momento en que según él, había vivido su despertar-  lo que me constaba por su amplio currículo en formaciones y experiencias de sanación.

En su actual momento se sentía sin ilusión, sin sentido, yo podía percibir en el fondo una búsqueda sin esperanzas, la búsqueda que como excusa de vida lo alejaba de la muerte. Deambulaba entre ciclos en los que se dejaba respirar catatónicamente para luego experimentar la vida, y decía sentir que cuando entraba a “la vida” no encontraba el sentido o la motivación que lo ilusionara a seguir en la aventura, no encontraba la fuerza para vivir y a esto él lo llamaba baja autoestima.

Había sido una persona que durante toda su vida se había negado a sí mismo ser una persona de baja estima yéndose a la polaridad, aparentando ante su medio relacional ser un tío fuerte y decidido con una estima brillante. Durante nuestro encuentro y con casi sesenta años, tomó contacto con que esto de la autoestima baja no era de este momento, sino que había sido desde siempre, pero que nunca antes había querido asumir. “Intento darme fuerza para no sentirme desvalorizado” me dijo, reconociendo que así había vivido su historia, esforzándose por darse valor para no sentir su pobre estima.Conocí a una persona que decía de sí misma tener baja autoestima, tenía un discurso autocompasivo, aunque ella intentaba que no sonara así. Había trabajado mucho lo emocional y lo espiritual desde los cuarenta años -momento en que según él, había vivido su despertar-  lo que me constaba por su amplio currículo en formaciones y experiencias de sanación. En su actual momento se sentía sin ilusión, sin sentido, yo podía percibir en el fondo una búsqueda sin esperanzas, la búsqueda que como excusa de vida lo alejaba de la muerte.

Desde luego era un hombre con una increíble fuerza espiritual que lo llevó a atravesar momentos de contacto con la muerte, dicho esto literalmente. Tenía una historia familiar muy dura, con una niñez desprotegida por la sobreprotección de sus padres y al mismo tiempo con la exigencia inconsciente de abastecer las expectativas de ellos. Criado como un niño especial y brillante, fue un adolescente rebelde al extremo de tontear con la muerte, provocándola hasta los límites de las drogas duras y la experiencia de vida que estas traen en la noche, la soledad, las relaciones y el vacío. Había vivido también alcoholismo, depresión y disfunciones sexuales que lo intimidaban en el encuentro con la mujer. Cuando yo lo conocí no había rasgos de todo aquello, se lo veía con una energía de amor, paz y armonía, es cierto que en su mirada había una historia de vida profunda y dolorosa, pero que no era diferente a la de cualquier adulto cuando miramos sus ojos en profundidad.

Me vino una reflexión que tomé también para mí, porque todos provocamos al “no vivir” que es esa muerte oscura, pegajosa, limitante que nos ahoga lentamente. Porque la muerte como evolución, es otra cosa, es sagrada, es entrega y es rendición. Llegamos a ella con la certeza de haber hecho todo lo que se ha podido con lo que se tenía al alcance, entonces sí es posible descansar en paz. El no vivir viviendo es muy diferente, la muerte en vida de la depresión como lo suelen diagnosticar, es un letargo mierdoso, oscuro y asfixiante.

Me pregunté cómo era posible que se desvalorizara tanto alguien con tanta fuerza, como para jugar provocativamente con la muerte sin importarle absolutamente nada, familia, trabajo, estudio, dinero ¡Nada! Porque nada lo detenía en su misión de saber hasta dónde podía tirar, solo aquel momento en que vio que, si daba el siguiente paso, si avanzaba solo un centímetro más, era el fin, moriría. En ese momento, en que vio a los ojos de la parca, recordó algo que le importaba, su Yo, su ego. La firmeza de su ego lo detuvo, ni su mujer, ni sus hijos –que para entonces ya los tenía- nadie ni nada, lo había detenido jamás, hasta sus cuarenta y tantos años de jugar con la muerte, solo su ego.

El mismo ego que luego de tanto dolor emocional y superación de trampas mortales, se vino arriba y le hizo creer que ahora era una especie de Superman iluminado, porque después de todo aquello, la vida había encontrado un pequeño hueco de luz en su corazón. Por eso, cuando yo lo conocí era luz, una sonrisa que venía más de dentro que de su gesto, con un aura de paz que contagiaba. Luego comprendí que no era su espíritu haciéndose consciente en él, sino su ego brillando como el sol y rey de la galaxia.

Después de aquella resurrección su ego comenzó a hacer lo que sabe hacer, hablar y hablar y a hacerle creer que ya había pasado lo peor de la vida y que ahora todo vendría a él, sólo se manifestaría; lo convenció de que él tenía el poder de crear lo que quisiera, algo así como soplar y hacer botellas. De alguna manera había pasado de la baja estima a la sobre estima, el mismo engaño, pero a la inversa, esperando secretamente hacer ahora cosas realmente grandes.

Pero no jugó con la vida de la misma manera que jugó con la muerte, no la llevó a la montaña rusa venciendo sus límites sin que nada le importara, no fue así. Jugando con la muerte no le importaba nada y pudo explorar los límites máximos de este plano, pero jugando con la vida comenzó a tener cuidados casi obsesivos, comenzó a importarle la imagen que daba, su éxito y sobre todo el dinero. Y esto es lo que experimentaba en el presente como baja autoestima, porque sentía que no había logrado encontrar sentido a su vida.

La fuerza que él tenía no podía verla, porque nada de lo que había hecho le había servido como experiencia. Solo recordaba que no había muerto y su ego había perdido la fuerza en aquella batalla, ya luego no pudo usar esa misma fuerza para ir hacia la vida, porque esta no le parecía tan grandiosa y excitante como muerte. La clara diferencia era que yendo hacia la muerte, la intensidad era vívida, su existencia era una montaña rusa y lo sentía con claridad en el cuerpo, junto con su caótico laberinto emocional que aquietaba con drogas. Pero yendo hacia la vida descubrió que no había indicadores externos, sino que estaban dentro, pero dentro solo le había quedado el miedo a la muerte de aquel día en que la miró cara a cara y decidió vivir para no morir, ese era todo su recuerdo: el contacto primario con el miedo donde había quedado fijado.

Ahora, como yo le dije, “solo te quedaba vivir por Amor”. Amor a ese ser que en su corazón había hecho todo para ser visto por él mismo, para ser reconocido por él mismo, y para ser valorado por él mismo. Necesitaba mirar su corazón y encontrar allí el amor que lo trajo a la vida y lo mantuvo con vida. Necesitaba dejar de mirar dentro, si solamente veía allí la herida que aún sangraba de miedo y abrir los ojos hacia fuera para ver en los demás, como su propio espejo, todo lo que había hecho y creado, porque allí estaba reflejado el sentido de su vida. Su mujer, sus hijos, su nieto, sus hermanos. Tal vez no fuera famoso o escribiera sus memorias, ni tampoco había creado algo destacado para la humanidad, pero con su vida apoyaba la vida de sus seres queridos y eso era amor, él sostenía la base del Castell de los que llegaron y llegarán más alto de su sistema.

Finalmente, mi querido Jean Marie, encontró su lugar en el mundo: su corazón en el corazón de los demás. Allí encontró la confianza en sí mismo y con esto su valía, se vio vivo y disfrutando de su cuerpo, gozando de su sexualidad y haciendo deporte a diario con una salud de hierro. Mientras con respeto y cuidado por la vida sigue buscando el sentido de la suya.

La India

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Los arquetipos del baile flamenco.

Los arquetipos del baile flamenco.

“Freud dijo, que la meta de la terapia era hacer consciente lo inconsciente y además definió el inconsciente como un pozo sin fondo, un caldero de ideas aterradoras pugnando por subir a la conciencia. Jung, se dedica a explorar este inconsciente y suma el concepto de inconsciente colectivo cuyos contenidos son los arquetipos.” George Boeree.

“A los contenidos del inconsciente colectivo los denominamos arquetipos, que al conciencializarse, cambian de acuerdo con cada conciencia individual en que surge.” Carl Gustav Jung.

            Los arquetipos, son personas internas o partes del sí mismo, que representan la idea de algo pre-existente en el inconsciente colectivo, y se expresan con energía femenina o masculina, independientemente del género de cada persona, puesto que todos los seres humanos tenemos esta polaridad interna.

Los doce arquetipos principales adaptados al baile flamenco, sirven de algún modo para identificar la forma de bailar y, por ende, de adaptarnos a la vida. Siendo posible reconocer así diferentes momentos de la evolución emocional y espiritual de quien baila o se expresa artísticamente. Si bien todos ellos -los arquetipos- jamás se presentan individualmente, es decir de forma pura, establecen relaciones entre sí. Es posible por esto, identificarnos con cada uno de ellos, notando cuál es más fuerte o más débil, quién da la orden o quién obedece, cuál es más consciente y a cuál ni siquiera reconocemos, a cuál aceptamos o rechazamos; el objetivo de esta reflexión tiene la finalidad de elevar el nivel de conciencia e ir completando el puzzle interno, que muchas veces queda sin respuesta.Los doce arquetipos principales adaptados al baile flamenco, sirven de algún modo para identificar la forma de bailar y, por ende, de adaptarnos a la vida. Siendo posible reconocer así diferentes momentos de la evolución emocional y espiritual de quien baila o se expresa artísticamente. Si bien todos ellos -los arquetipos- jamás se presentan individualmente, es decir de forma pura, establecen relaciones entre sí. Es posible por esto, identificarnos con cada uno de ellos, notando cuál es más fuerte o más débil, quién da la orden o quién obedece, cuál es más consciente y a cuál ni siquiera reconocemos, a cuál aceptamos o rechazamos; el objetivo de esta reflexión tiene la finalidad de elevar el nivel de conciencia e ir completando el puzzle interno, que muchas veces queda sin respuesta.

El Flamenco es El Joven fuerte e irreflexivo, el arquetipo del guerrero que impulsa intensamente a seguir en la lucha por la conquista y sentirse vencedor. Lo suyo es la incansable fuerza de voluntad. Y allí va a gastar tacón con iniciativa, e invirtiendo su energía en cuantas más clases y horas de ensayo le sean posibles resistir, con ilusión e inocencia. Su mensaje es la lucha y lo hace compitiendo por sentirse el mejor, ser visto y ser admirado, con lo que así comprueba su fuerza.

El flamenco es este guerrero encargado del brío, del baile de fuerza con los remates indómitos, aquellos en los que parecería que va a perder el equilibrio porque aparece embistiendo y luchando contra la gravedad, hasta plantarse al final, luego de su lucha, en el que puede vencer o perecer.

El flamenco es La Muchacha sensual e insegura, la gracia de sus movimientos atrae por el magnetismo de su sensualidad. Con gran sensibilidad y oído musical, es la amante del goce y de los placeres del cuerpo. Este arquetipo representa la valoración personal dada por el talento y el carisma para cautivar al público, con lo que logra sentirse querida. El flamenco a través de esta persona interna dice: “siéntete segura del espacio que ocupas, eres bella y abundante”.

La sensualidad y el atractivo de las formas redondeadas y curvilíneas son un aspecto fundamental del baile flamenco. La forma de andar pausada y elegante, con peso y bien plantada, en las raíces más profundas de la tierra donde se empodera, por lo que la hace ser corporalmente resistente.

El flamenco es El Estudiante polifacético y disperso, hiperactivo e imprevisible, se interesa por aprenderlo todo: bata, mantón, cajón, cante, sólo por nombrar algunas posibilidades y no extenderme en todo el repertorio, que sin dudas este arquetipo abarca, además del estudio de todos los palos. Coge así, un poco de cada maestro con los que toma clases de muy variados estilos; es el coleccionista de pasos y montajes que va como una mariposa de flor en flor y no se posa en ninguna. Quiere saberlo todo y de todos, lo que lo hace ser un estudiante curioso y analítico, que además se relaciona con sus pares intercambiando información. El tema de este arquetipo es: el intelecto y las relaciones sociales.

El flamenco es La Madre abnegada y vulnerable que representa a los sentimientos. El arquetipo de la madre interna amorosa y contenedora, que ama y abraza el niño pequeño que hay en ti dejándolo ser. Le acompaña a experimentar las emociones para que el niño aprenda a permitirlas y aceptarlas en el momento en que aparecen, para luego dejarlas ir. Porque hagas lo que hagas, ella, la madre que está dentro de ti, siempre te amará incondicionalmente. De este modo, las emociones primarias de miedo, ira, tristeza, alegría, en unidad al compás de sus entrañas, fluirán libres de expresarse junto a las memorias del alma, guardadas en el núcleo del centro del corazón, como el movimiento de entrega a la vida en forma de danza.

Las emociones son el punto neurálgico del baile flamenco, el mensaje de éste arquetipo es: “escucha a tu corazón y déjate sentir en él de forma intuitiva, abraza tus heridas del pasado sin victimismo”.

El flamenco es El Ego equilibrado y firme, es la personalidad que sabe plantarse en el tablao y con solo mirar serenamente manda en el escenario de su reino, indicando a sus guerreros como arropar y abrazar su danza, asegurándose que sepan qué es lo que él quiere oír, cómo quiere que suene y dónde lo quiere. Creando sus entradas y salidas tanto como las intensidades.

El arquetipo del ego, el rey que sube a su trono con todas sus galas, sabe quién es, de dónde viene y a dónde va, se acepta y se ama. Reconoce en su historia la fuerza y el valor, se mira en el presente y se proyecta al futuro desde lo profundo de su corazón, enraizado en la tierra y elevado al universo.

El flamenco es La Trabajadora constante y humilde. Esta es la parte que se dedica al hacer sin prisas, pero sin pausas, con humildad y sin expectativas de brillo, sino, aceptando que lo más importante es el trabajo diario, aunque pueda ser tedioso. Es el arquetipo que necesita encerrarse en soledad, casi como un ritual a practicar lo aprendido, depurar la técnica. Ella se avoca al trabajo personal, clasificando la información en cuanto a lo que le viene bien y le aporta, tanto como lo que le resta. Puede ser aburrida, a veces algo obsesiva y temerosa, también puede sentirse insegura e insignificante. Aunque sin este arquetipo de apariencia gris, caeríamos en el caos del desorden, sin saber qué hacer con tanta información acumulada. Es el arquetipo del trabajo responsable y fatigoso que purifica la técnica.

El flamenco es El otro como espejo. Es la parte que toma consciencia de la necesidad del otro ,representado en el baile flamenco por el cante, la guitarra y palmas. Sin vincularse estrechamente con este “otro”, sencillamente no podría disfrutarse a sí mismo. Es la persona interna que se interesa amable y armónicamente en mantener una relación de equilibrio con ese otro cercano, relegando la individualidad y los deseos personales en función del hecho flamenco que crean entre todos.

Es lo complejo y necesario de las cuestiones relacionales. Donde la relación con el cante y la guitarra es necesaria para completar el propio proceso del bailar, sentir el baile y enamorarse de él, ya que sin ellos, los músicos, sería imposible. Son las mariposas en el estómago, las que se sienten dentro de uno, pero gracias a la presencia del otro en una relación de enamoramiento y de mutua necesidad.

El flamenco es La Transformación profunda y dolorosa. Es el arquetipo del diablo que nos hunde en el fuego del infierno, enfrentándonos a las oscuridades que nos atormentan en silencio para que las aceptemos y amemos, ya que solo así serán transformadas en energía de renovación y vida. Es la parte que pide más, más sentir, más estudio, más actuaciones. Nunca estará conforme porque mantiene la idea fija de llegar a ese sueño imposible, impidiendo disfrutar de los pequeños logros, porque siempre le parecerán pocos. Es el vampiro que consumiendo tú energía, persigue el flamenco ideal que está siempre fuera de ti.

Cuando no te encuentras ya en tu baile, porque has perdido el sentido y sufres por ello, te susurra al oído: “deja morir el ideal que tu ego ha construido, ahora es momento de bucear en la noche oscura de tu alma y salir del capullo”. Así, justamente después de morder el polvo lo suficiente, nos hacemos conscientes que la danza, así como la vida, alcanzan la plenitud a través de la continua transformación.

El flamenco es El Buscador de tu verdad. La verdad iluminará tu recuerdo de ti luego de la transformación y te mostrará el camino a la autenticidad. Un espíritu filosófico que busca respuestas a la pregunta ¿Cuál es el sentido que el flamenco tiene en mi vida? Es el arquetipo de la búsqueda del sí mismo que dice: “Yo soy flamenco, esta es mi forma de ser y de vivir”

El flamenco como religión, ideología y forma de ver, quien vive y suda flamenco. El fanatismo y devoción con el que intenta contagiar su entusiasmo hacia todos quienes le rodean. Expansivo e invasivo sin dejar indiferente a nadie que sea alcanzado por su vibración, su ritmo y su soniquete.

El flamenco es La ley objetiva e implacable que valida y da estructura a quién eres. El arquetipo de la maestría. Desde su lugar no se interesa tanto por si te sientes flamenco, como por las reglas que debes cumplir para serlo. De este modo, nos obliga a tomar contacto con la realidad del único destino que el flamenco conoce, el compás y el estilo. Esta es la herramienta más temida, respetada y a amada que utiliza este arquetipo, con la que nos exige y examina fríamente para otorgar su aprobación o su rechazo. Pero con su sabiduría y nobleza también te dice: “Debes hacer del compás tu sentir y autorrealizarte”.

Representa las leyes objetivas profundas e inamovibles bajo las que se rige flamenco, que están por encima de nuestros deseos y sentimientos subjetivos, leyes que debemos aceptar y respetar. Su mensaje es: “no puedes hacer lo que te venga en gana, hay normas que cumplir”.

El flamenco es El Revolucionario creativo y rebelde, quien remueve todo lo aprendido, va más allá de sentirse flamenco o de serlo. Inyecta nuevas ideas y pone en tela de juicio lo conseguido, por esto, pretende reformar, perfeccionar e impulsar al público a otro paradigma con sus invenciones originales y descubrimientos exóticos. Es el bohemio al que le encanta probarlo todo y se permite toda clase de experimentos sin prejuicios.

Tu revolucionario interno, el que no te dejará en paz hasta que seas tú más allá de las limitaciones puristas y ortodoxas, será tu insoportable en la oreja diciéndote una y otra vez, vive tu aventura, búscate en la vida y en tu danza. Sorprende mostrando caminos inexplorados de ti. Es una forma de ser progresista, dando paso a la evolución del arte flamenco sobre la base de una estructura anterior, evitando las rigideces y dogmas.

El flamenco es La Inspiración, el arte y la espiritualidad. La gran inmensidad detrás del mundo real de la excentricidad o lo ortodoxo. Este arquetipo propone soltar estructuras arcaicas y aventuras sin límites, para retirarse al mundo interior, al mundo infinito de la creación; para lo que es necesario abandonar todo preconcepto y agudizar la percepción. Su mensaje dice: “cierra los ojos y deja que tu intuición se haga fuerte y certera, el arte está en ti, eres tú y es espíritu”. Cuando surge la inspiración, lo inexplicable del duende ocurre en el paraíso flamenco. Es una forma de plasmar el cielo en la tierra en la lucha entre fluir con el arte como un impulso caótico o hacerlo intuitivo para al público. Este arquetipo es el verdadero artista en ti.

La inspiración, aparece como un fin de ciclo, una vista de conjunto de lo aprendido en cuanto a la fuerza de voluntad y la valoración personal, el aprendizaje de la técnica, estructura, expresión emocional, creación, experiencia con uno y con los otros, dando paso al proceso de transformación, la motivación y la invención. Apareciendo como el puente o contacto con lo espiritual del artista que abarca al flamenco. Este arquetipo del artista, tiene más holgura cuando la persona ha alcanzado cierto estado madurativo y evolutivo, para poder concentrarse y utilizar su sabiduría e intuición en vez de dispersarse con la información acaparada.

La India

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Arquetipos e inconsciente colectivo. Carl Gustav Jung. Traducción de Miguel Murmis. Ed Paidós. 1970.

Teorías de la personalidad. C. George Boeree. Traducción de Rafael Gautier.

Symbolon. Peter Orban. Ingrdid Zinnel.Thea Weller. Traducción de Manuel Zapata García Culbuks. 1917.

Ph: https://cronicaglobal.elespanol.com/letra-global/el-dossier/carmen-amayaflamenco_203806_102.html  

 

La mujer empoderada y el hombre integrado, crean la pareja evolutiva.

La mujer empoderada y el hombre integrado, crean la pareja evolutiva.

La mujer empoderada y el hombre integrado, crean la pareja evolutiva.

La mujer que reafirma su sitio de sensible y débil, se recrea en el drama y el victimismo. Cuando aprende a usar su sensibilidad para conocerse, integra así la fuerza de su intensidad y se transforma en la mujer empoderada.

El hombre que potencia su fuerza, actúa con rigidez física y mental. Cuando el hombre aprende que su fuerza natural puede contenerse para entrar en la sensibilidad del mundo emocional, se expresa de forma integrada mostrándose firme y comprensivo en lugar de duro.

La mujer se empodera desde la aceptación de su esencia femenina, la intuición que la lleva a traer del inconsciente las verdades desconocidas, esa es la fuerza receptiva que la guía en el hacer. Enraizada, se hace consciente en el dolor sin sentimentalismos, lo transita y lo trasciende, para soltarlo desapegándose amablemente de su creación. El hombre integrado es el que en la acción expresa su fuerza vital, con expansión y creatividad, siendo poderoso en sí mismo y ofreciendo ese poder. La mujer empoderada y el hombre integrado viven una espiral de crecimiento en la que aprenden el uno del otro, fusionándose en una pareja evolutiva.

El poder que estuvo y sigue estando ancestralmente en el hombre -por ser quién físicamente posee la fuerza en sus músculos- lo ha separado de sí impidiéndole la sensibilidad y el llanto. La polaridad entre el hombre y la mujer ha separado a cada uno de su poder oculto, ya que aquello a lo que se les ha impedido acceder (lo sensible en el hombre y lo fuerte en la mujer) era justamente aquello que los empoderaba e integraba. Por eso hoy día, una mujer valora a un hombre sensible y un hombre, se sienten enriquecido con una mujer que comprenda su esfuerzo. Ambos desean mirarse al alma y comprenderse íntimamente.

Los problemas de pareja aparecen cuando la falta de empatía entre los géneros crea un muro entre ambos, creando dos bandos.

Las mujeres se alían e identifican con mujeres en los actuales círculos de mujeres, en el mercado y saliendo de tiendas, se unen para arroparse y descargarse. Mientras que los hombres unen sus fuerzas en deportes de competencia, yendo al fútbol, o simplemente en la barra de los bares donde se endurecen aún más. Dos círculos separados sin nada en común, pero que conviven en el mismo lecho.

Siento que el hombre se encuentra solo y sin saber por dónde tirar. Ellos no se juntan para trabajar su sensibilidad y llorar por sentirse obligados a ser fuertes y más fuertes; mientras tanto ellas crecen y se expanden en grupos de formación y crecimiento, dejando al hombre fuera de ésta evolución prescindiendo de él y poniendo a todos en la misma bolsa.

La evolución en unidad entre el hombre y la mujer se da cuando ambos aprenden del otro, aquello que les falta. Cuando la mujer logra integrar sanar e integrar su masculino interno y el hombre sane primero su femenino interno para poder reconocer, valorar y amar sanamente.

Cuando hombre y mujer se unen en esencia más allá de los géneros, la pareja es evolutiva y la especie trasciende paradigmas, creando un ser humano evolucionado que crea hijos evolutivos.

Siento que la Mujer se empodera a medida que el hombre se desintegra, una forma oculta e inconsciente de venganza por ser éstos quienes, con su poder físico y machista, encadenaron genética, física y ancestralmente su poder de creación.  Éste desequilibrio encontrará su equilibrio cuando la mujer entre aún más hondo y asuma esta verdad que le da poder y con ella la responsabilidad en la educación en el nuevo paradigma. Ya que somos nosotras las que engendramos traspasando información genética y emocional en la gestación, al niño varón que será el hombre integrado que toda mujer merece tener a su lado: un amigo, amante y compañero.

«La India»

Flamenca, escritora, terapeuta corporal

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Las cinco patas del gato de la exploración emocional.

Las cinco patas del gato de la exploración emocional.

Así me dicen mis hijos siempre, “mamá, tú le buscas las cinco patas al gato”. Y es verdad, ellos me definen muy bien porque ese es mi trabajo de exploración emocional. Buscar donde tú no ves, porque el gato en verdad es un ciempiés.

Mi sensación es pura intuición, no puedo razonar, no tengo elementos para ello porque no es mi historia y no puedo ser subjetiva. Sólo encuentro símbolos que en principio son inentendibles y que poco a poco con el proceso de la exploración van cobrando sentido. Cuando esto ocurre, esa abstracción adquiere significado para ti y eso que es tuyo porque sentías su presencia como algo molesto que impedía seguir tu camino, te retenía, te bloqueaba o te estaba lastimando ya puedes nombrarlo, ya sabes qué es. 

Yo no busco la quinta pata al gato por gusto, a pesar de que es una aventura tan divertida como escabrosa, esto lo hago porque es mi cualidad especial: mover las aguas profundas y pantanosas de tus recuerdos putrefactos para traerlos a la luz de la vida, desinfectarlos y ayudar a sanar. Y en esta búsqueda, tú eres mi guía.

Es mi cualidad, pero no puedo hacerla yo sola, te necesito por dos razones: una para acompañarte en tu proceso de exploración emocional y dos, para poder salir desde dentro de mi propia caverna del averno.

 

El viaje es como entrar a una gruta profunda, gaseosa, espesa y casi sin espacio donde respirar y andar. El objetivo es encontrar la pieza del puzzle. Y el camino es un laberinto y para explorar, necesitamos tiempo y mutua confianza. Voy allí guiada por la voz de tu corazón, aunque a veces la voz de tu razón me grita tan fuerte que hace que la gruta se estremezca como si fuera el ojo de un volcán ultraterreno y no me deja oírte, entonces tengo que quedarme quieta y conectar con mi corazón, necesito yo misma regresar a mi centro, para desde allí reconectar con tu corazón. Porque tú y yo somos lo mismo, somos parte del uno. Este terremoto seguramente se ha desatado por algún agujero que logré hacer en la galería para seguir avanzando y te ha dolido en tu piel, sé que puede ser así y tú también, pero tu niña o tu niño interno se queja y es normal que así sea. Porque tu niño interior es el que estamos buscando y que encerrado en el fondo de la cueva tiene tanto miedo y tanta desconfianza que no sabe si vamos a por él, para seguir castigándolo. Cuando tú lloras yo lloro en mi corazón, aunque sé que me necesitas y no puedo dejar que mi niña se ponga a llorar con el tuyo, porque tú y yo sabemos que lo que buscamos es la paz y que a veces hay que reconstruir derribando cimientos oxidados. Entonces cuando el niño llora, lo abrazamos, lo acompañamos y cuando se calma y vuelve a confiar, seguimos el proceso.

Siempre encuentro esa quinta pata y la sexta y la séptima(…), todas partes de ti que con respeto te muestro y que tú vas injertando en tu piel, aprendes a cuidar la herida hasta que cicatriza y con el tiempo, luego de seguir mirando y sanando cada día paso a paso, finalmente puedes quitar la venda y ves que esa herida se ha difuminado, es parte de ti, se ha integrado al funcionamiento total de tu ser. Así, tus partes ahora se han renovado, ahora sabes del tiempo y de los sinsabores que te llevó recuperarlas, por eso ahora las cuidas y las amas. Así nos despedimos y tú te vas reluciente a probar tu nueva piel en la vida real, que, aunque sea piel de bebe, sabes ya cómo protegerla y nutrirla de amor, convirtiéndote en la madre de tus heridas. Y yo me quedo contigo siempre en mi corazón.

Hay otras veces, sigo encontrando patas y desde el fondo de la cueva, con en el barro hasta las rodillas, las lanzo hacia arriba del hoyo para que las cojas. Pero esta vez  se regresan cayéndome en toda la cara. Ese es el momento en que ya no quieres seguir, que necesitas parar. Yo, desde el fondo vuelvo a intentar lanzar la pata arriba, para comprobar si ha sido un error, una confusión o tal vez estabas distraído, pero la pata vuelve a caer al hoyo. Espero, vuelvo a quedarme quieta y hago un último intento, pero nada. Entonces yo respeto tu decisión, respeto tu vida y acepto que ya no quieres mirar. Te veo ir con tus partes a medio cicatrizar, primero me preocupo, pero al final confió. Siempre confió en el proceso de la vida que es más grande que yo. Yo sé que tú sabes que quedan patas por recoger y sabes que puedes venir a por ella cuando tú quieras o buscar otro explorador que te acompañe de otra manera, porque lo que buscamos en el fondo de la oscuridad es la completud, la plenitud, la luz, la verdad y para esto hay que atravesar el laberinto de estiércol y salir por el otro lado, quien sabe, quizás a otra vida.

Otras veces, las más dolorosas, no solo que la pata se me regresa, sino que viene con maremoto, terremoto, bombas de estruendo y voces que gritan “esta pata es muy sucia y fea y no es mía, estás equivocada, ya no puedes ayudarme más”. Y yo te veo partir, tal vez no regreses jamás. Yo sé que soy tu herramienta, que tú me guiaste hasta allí y que ha sido duro, por eso, es momento de buscar otro explorador que pueda ir por otro camino para llegar al mismo lugar. Te deseo que, aunque no hayas creído en mí, no hayas dejado de creer en ti y sigas buscando, sigas siempre buscándote.

Y tú, siempre estarás en mi corazón, porque gracias a ti yo sigo buscándome.

La india

Exploradora emocional.

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