Las cinco patas del gato de la exploración emocional.

Las cinco patas del gato de la exploración emocional.

Así me dicen mis hijos siempre, “mamá, tú le buscas las cinco patas al gato”. Y es verdad, ellos me definen muy bien porque ese es mi trabajo de exploración emocional. Buscar donde tú no ves, porque el gato en verdad es un ciempiés.

Mi sensación es pura intuición, no puedo razonar, no tengo elementos para ello porque no es mi historia y no puedo ser subjetiva. Sólo encuentro símbolos que en principio son inentendibles y que poco a poco con el proceso de la exploración van cobrando sentido. Cuando esto ocurre, esa abstracción adquiere significado para ti y eso que es tuyo porque sentías su presencia como algo molesto que impedía seguir tu camino, te retenía, te bloqueaba o te estaba lastimando ya puedes nombrarlo, ya sabes qué es. 

Yo no busco la quinta pata al gato por gusto, a pesar de que es una aventura tan divertida como escabrosa, esto lo hago porque es mi cualidad especial: mover las aguas profundas y pantanosas de tus recuerdos putrefactos para traerlos a la luz de la vida, desinfectarlos y ayudar a sanar. Y en esta búsqueda, tú eres mi guía.

Es mi cualidad, pero no puedo hacerla yo sola, te necesito por dos razones: una para acompañarte en tu proceso de exploración emocional y dos, para poder salir desde dentro de mi propia caverna del averno.

 

El viaje es como entrar a una gruta profunda, gaseosa, espesa y casi sin espacio donde respirar y andar. El objetivo es encontrar la pieza del puzzle. Y el camino es un laberinto y para explorar, necesitamos tiempo y mutua confianza. Voy allí guiada por la voz de tu corazón, aunque a veces la voz de tu razón me grita tan fuerte que hace que la gruta se estremezca como si fuera el ojo de un volcán ultraterreno y no me deja oírte, entonces tengo que quedarme quieta y conectar con mi corazón, necesito yo misma regresar a mi centro, para desde allí reconectar con tu corazón. Porque tú y yo somos lo mismo, somos parte del uno. Este terremoto seguramente se ha desatado por algún agujero que logré hacer en la galería para seguir avanzando y te ha dolido en tu piel, sé que puede ser así y tú también, pero tu niña o tu niño interno se queja y es normal que así sea. Porque tu niño interior es el que estamos buscando y que encerrado en el fondo de la cueva tiene tanto miedo y tanta desconfianza que no sabe si vamos a por él, para seguir castigándolo. Cuando tú lloras yo lloro en mi corazón, aunque sé que me necesitas y no puedo dejar que mi niña se ponga a llorar con el tuyo, porque tú y yo sabemos que lo que buscamos es la paz y que a veces hay que reconstruir derribando cimientos oxidados. Entonces cuando el niño llora, lo abrazamos, lo acompañamos y cuando se calma y vuelve a confiar, seguimos el proceso.

Siempre encuentro esa quinta pata y la sexta y la séptima(…), todas partes de ti que con respeto te muestro y que tú vas injertando en tu piel, aprendes a cuidar la herida hasta que cicatriza y con el tiempo, luego de seguir mirando y sanando cada día paso a paso, finalmente puedes quitar la venda y ves que esa herida se ha difuminado, es parte de ti, se ha integrado al funcionamiento total de tu ser. Así, tus partes ahora se han renovado, ahora sabes del tiempo y de los sinsabores que te llevó recuperarlas, por eso ahora las cuidas y las amas. Así nos despedimos y tú te vas reluciente a probar tu nueva piel en la vida real, que, aunque sea piel de bebe, sabes ya cómo protegerla y nutrirla de amor, convirtiéndote en la madre de tus heridas. Y yo me quedo contigo siempre en mi corazón.

Hay otras veces, sigo encontrando patas y desde el fondo de la cueva, con en el barro hasta las rodillas, las lanzo hacia arriba del hoyo para que las cojas. Pero esta vez  se regresan cayéndome en toda la cara. Ese es el momento en que ya no quieres seguir, que necesitas parar. Yo, desde el fondo vuelvo a intentar lanzar la pata arriba, para comprobar si ha sido un error, una confusión o tal vez estabas distraído, pero la pata vuelve a caer al hoyo. Espero, vuelvo a quedarme quieta y hago un último intento, pero nada. Entonces yo respeto tu decisión, respeto tu vida y acepto que ya no quieres mirar. Te veo ir con tus partes a medio cicatrizar, primero me preocupo, pero al final confió. Siempre confió en el proceso de la vida que es más grande que yo. Yo sé que tú sabes que quedan patas por recoger y sabes que puedes venir a por ella cuando tú quieras o buscar otro explorador que te acompañe de otra manera, porque lo que buscamos en el fondo de la oscuridad es la completud, la plenitud, la luz, la verdad y para esto hay que atravesar el laberinto de estiércol y salir por el otro lado, quien sabe, quizás a otra vida.

Otras veces, las más dolorosas, no solo que la pata se me regresa, sino que viene con maremoto, terremoto, bombas de estruendo y voces que gritan “esta pata es muy sucia y fea y no es mía, estás equivocada, ya no puedes ayudarme más”. Y yo te veo partir, tal vez no regreses jamás. Yo sé que soy tu herramienta, que tú me guiaste hasta allí y que ha sido duro, por eso, es momento de buscar otro explorador que pueda ir por otro camino para llegar al mismo lugar. Te deseo que, aunque no hayas creído en mí, no hayas dejado de creer en ti y sigas buscando, sigas siempre buscándote.

Y tú, siempre estarás en mi corazón, porque gracias a ti yo sigo buscándome.

La india

Exploradora emocional.

www.la-india.es

El poder creador de la fantasía.

El poder creador de la fantasía.

El adulto se idealiza insistiendo en imaginarse como ese ser ideal soñado, que el ego necesita para bien valorarse. El niño sin abstracciones, vive el poder creador de la fantasía.

 

El niño crea sus historias fantasiosas y las vive apasionadamente, se enfada, ríe, llora, en el momento presente esa historia es real y la respira de principio a fin. En su mundo, la vida y la muerte coexisten con toda su graduación emocional como dos momentos de la existencia, marcados por el final del juego que dice que es la hora de dormir. La abstracción del adulto, por el contrario, encuentra en la idealidad una escapatoria al futuro, de este modo, se salta los hechos conflictivos del presente, con la fantasía de que dejen de existir sino los siente demasiado en el hoy.

 

La fantasía del niño es en su totalidad vivida en el momento presente. La idealidad del adulto se extiende al futuro para no sentir la frustración del aquí y ahora.

 

La fantasía es la creación real del mundo infantil, el niño encarnando a Superman siente y se expresa con autenticidad en el ahora. El adulto idealiza el ahora gris en los colores del mañana. El niño vive su realidad y el adulto muere por no vivirla, por esquivarla y trasladarse a un mundo ideal por el que trabaja y agota sus fuerzas.

 

La energía necesaria para la vida está en el hoy. En lo que hoy sientes. Hoy ingieres. Hoy digieres. Hoy procesas. Hoy descansas. Hoy te amas. El niño crea, vive y quema sus energías en el presente, ese agotamiento lo vacía cada noche cayendo rendido para volver a llenarse a la mañana siguiente, por eso, su día a día es un renacer constante en el que regenera y expande su vida en abundancia. El pobre adulto, huyendo de lo que es ahora, va desgastándose en su confuso camino hacia aquel ideal de pareja, de trabajo, de ser quien le gustaría ser y de tantísimas cosas que es capaz de imaginar perfectas y relucientes; allí adelante y arriba, la dirección hacia donde ensueña su mirada, que nunca está en la línea recta del presente.

 

Supongo que dejamos de fantasear para comenzar a idealizar, cuando nos convertimos en los ideales que mamá y papá nunca alcanzaron, cuando sentimos que debíamos ser lo que ellos mismos idealizaron y nunca fueron. Así dejamos de encarnar nuestras fantasías, dejamos de lado nuestro poder creador de vida y comenzamos a idealizar las ideas muertas de nuestros padres que fueron trasladándose paulatinamente y con el crecimiento, a los ideales de éxito de la sociedad de consumo.

 

Por eso, el adulto, en la única oración donde coloca la palabra fantasía es en “fantasías sexuales”. Estas son las únicas que guarda en secreto culposo y que con suerte un día, podrá dejar de intentar hacerlas realidad sin sentirse pecaminoso, para compartirlas con aquella inocencia y autenticidad, que alberga en el corazón de su niño interno, en la relación de pareja adulta.

 

Cuando reconocemos y damos lugar a la fantasía que podría concretarse y comprendemos que la idealidad siempre es inexistente, ordenamos nuestras ideas con criterio de realidad. Aprendemos a aceptar lo que es posible y lo que no lo es, aquello que nos gustaría pero que, en verdad no es factible, no está ocurriendo y no va a ocurrir hoy. Entonces, la comprensión llega suavemente y aceptamos que los hechos son los que transcurren en este momento sin reinterpretarlos en la idealidad de aquello que podría ser en el futuro. Porque esa huida del hoy es mucho más dura energéticamente y tiene más costo emocional, que aceptar lo que prefiero no ver porque no me gusta, no me viene bien, o no es lo que quisiera. Para poder pasar página en paz.

El sostener la idealidad detiene la vida, gastando fuertes cantidades de energía mental y emocional, con la fantasía positivista de que siempre se puede. Cuando a veces, muchas veces más, no puedes. Y este es el movimiento de vida, no una quietud de muerte en la que se arbitran los hechos como si no existieran. La idealización es un movimiento mortífero y huidizo que nos mantiene ocupados en la retorta creando el homúnculo que nunca respirará, poniéndonos la máscara de la sonrisa boba y esperanzada que nos asfixia lentamente, nos duerme y nos hace olvidar el poder creador de la fantasía.

La India

T.Corporal. Escritora. Flamenca

www.la-india.es

 

 

Mi cuerpo era mi trauma. Por Silvina Dewey

Mi cuerpo era mi trauma. Por Silvina Dewey

Por aquellos años de fines de los 90, transitaba una etapa de mi vida bastante especial, cuestiones personales, laborales, emociones encontradas. La principal cuestión, reconocerme y reconocer mi cuerpo. Me era totalmente impensable experimentar, elaborar, procesar, sanar  a través de la expresión corporal. Había probado todo tipo de terapias individuales, grupales, psicoanálisis, en nada podía obtener algún resultado o señal para conseguir revertir mi momento.

Vivo en la zona sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina a unos kilómetros de la capital de la provincia, ciudad de La Plata y por una hermosa causalidad de la vida y por medio de un familiar me encontré con una profesional que trabajaba todo lo que yo padecía y nada menos que con la terapia corporal ¡Uff, qué difícil!, me sonaba! No tenía mucha referencia al respecto pero sabía que debía aceptar el desafío y lo hice.
Llegar a La Plata para mi primera sesión mientras viajaba, era preguntarme y repreguntarme todo el tiempo ¿Qué hago? ¿Qué digo? ¿De qué le hablo? Quería llegar y que pasara rápido, pero al mismo tiempo no sabía si estando en la puerta entraría ¡Sí! Así como lo relato, era tanto mi complejo corporal, que una parte de mí se negaba a que el hablara y mucho menos se mostrara.

Llegue. Ahí estaba. Sentada en la recepción de un lugar que me transmitía una sensación especial. La India, con esa sensibilidad especial me dijo: “Hola Silvi, vení, entremos. Recuerdo que era un espacio que me pareció inmenso, con un montón de elementos, muchos de los cuales me recordaban a mi infancia, pues con ellos jugaba de chica. Nos sentamos en el suelo, descalzas y comenzamos a charlar y sentí que las palabras solo fluían.

Fue maravilloso, especial, diferente.  Por primera vez en toda mi vida me sentí a gusto, cómoda y sin tanta formalidad hablando de mis dificultades.Y así comencé un camino que me ayudó muchísimo en diversos aspectos.

Fue una experiencia maravillosa, fue La India quien me ayudo a reconocer, aceptar y modificar lo que para mí era prácticamente un trauma: mi cuerpo. A partir de experimentar mis emociones de manera diferente, cada sesión era una enseñanza y una expectativa superada en muchos aspectos.
Pasaron muchas cosas en todo ese y este tiempo, me pasaron. Trabajé junto ella poco más de un año, luego perdimos contacto. La maravillosa tecnología en este aspecto hizo que la vida nos volviera a cruzar, ella allí en Sevilla y yo aquí en Argentina, trabajando de lo que más me gusta, amo mi profesión, me capacito permanentemente, siento que crecer y avanzar en lo que nos gusta es un desafío constante que nos colma de satisfacciones. Aprendí que mi cuerpo es mucho más de lo que exterioriza. La India me lo enseño, fue ella quien siempre me alentó a más, a que todo es posible sabiendo cual es nuestro principal objetivo, utilizando las herramientas que necesitamos y con el deseo permanente de alcanzarlo.
No se pierdan esta hermosa posibilidad que ella nos brinda para que podamos superarnos y transitar un camino único y vivencial que seguro los enriquecerán.

Necesitaría muchísimo más tiempo para contar mi experiencia, pero lo más importante que quiero transmitir, es que hubo un antes y un después luego de esas especiales sesiones con esta India que hoy sigue con la misma humildad, calidez, simpleza y generosidad de cuando la conocí. UNA PROFESIONAL con todas las letras.
Gracias. Gracias. Un Abrazo enorme, mi cariño y especial agradecimiento.

Un Placer, orgullo y un honor poder ver hoy tu crecimiento y saber que seguís conservando tu esencia como excelente ser humano.

Silvina Dewey. Bs As (Argentina)

Gracias de todo corazón Silvina por este reencuentro, por compartir tu experiencia y hacerme saber de tu vida. Es un honor haberte acompañado.

La India

Terapeuta Corporal

www.la-india.es

Tu Flamenco en un viaje iniciático, intensivo y personal, solo tú y yo.

Tu Flamenco en un viaje iniciático, intensivo y personal, solo tú y yo.

 Te acompañaré a volver a ti, a tu centro, recordar quién eres, despertarte y recrearte, te prometo que descubrirás la profundidad que el flamenco es capaz de mover en ti y que aún no estabas viendo.

Permite que el flamenco renazca en ti.

Ya es hora de que te sientas en tus pasos, en tus movimientos, de sentir algo más que esfuerzo y vértigo. Suelta la premisa de superarte con más y más tablas de pies, horas de clases y tantos bailes aprendidos

.

No temas, a nadie tienes que pedirle permiso para crear el flamenco que tu sientes. Los maestros de este arte te lo dan todo, ahora tú debes seguir tu camino. Llegará el momento de permitirte romperlo todo, sentirte y volver a comenzar. La necesidad de respirar tu danza, la danza de tu corazón, se hará cada vez más grande y necesitas preparar tu equipaje.

Tu cuerpo responde perfectamente, a tus pies no les pasa nada, tus brazos vuelan. Eres la perfección, sino cómo crees tú que estas sobreviviendo. Tu cuerpo sabe exactamente qué tiene que hacer para digerir la comida, pulsar sangre y trasmitir mensajes de una punta a la otra, tu cuerpo es sabio y fluye según tus necesidades profundas y muchas veces reprimidas. Tu cuerpo es perfecto por eso precisa mostrarte estas sensaciones molestas y sentimientos que duelen, para encarnarte, saberte, conocerte, para amar también las partes de ti que están ocultas.El problema es cuando a tu flamenco le faltas tú.

De esta manera maravillosa lo describe Bhagwuam Shree Rajnesh (Osho. El libro de los secretos).

“El cuerpo es una máquina tan grandiosa, que los científicos dicen que si tuviésemos que crear una fábrica semejante al cuerpo humano, se necesitaría seis y medio kilómetros cuadrados de terreno y haría tanto ruido, que molestaría en ciento sesenta kilómetros cuadrados a la redonda.El cuerpo es un grandioso dispositivo mecánico, tiene millones y millones de células y cada una de ellas está viva. De modo que eres una gran ciudad de unos sesenta trillones de células, hay aproximadamente sesenta trillones de ciudadanos dentro de ti y la ciudad entera funciona silenciosa y sin problemas. El mecanismo está funcionando a cada momento, es muy complicado. Pero el énfasis recaerá siempre en esos puntos en los que de pronto no formas parte del mecanismo. Hay momentos en los que cambias de marcha”.  

Te propongo un viaje iniciático, intensivo y personal, solo tú y yo. Te acompañaré a volver a ti, a tu centro, recordar quién eres, despertarte y recrearte, te prometo que descubrirás la profundidad que el flamenco es capaz de mover en ti y que aún no estabas viendo. Exploraremos en tus herramientas únicas y personales. Sólo necesitas dejar las expectativas de lado y entregarte a la aventura, entonces te garantizo un viaje que va a sorprenderte, el viaje de regreso a ti.

La India

www.la-india.es

 

**Ponte en contacto conmigo y planearemos de acuerdo a tus necesidades y posibilidades, tu curso intensivo y privado en el que ajustaremos tu baile a ti, para que puedas expresarte en coherencia con tu cuerpo, tu corazón y tu Ser. La coherencia expande y da paz. Es así como el camino de sanación de tus emociones dolorosamente guardadas comienza, es cuando tu baile y tu vida se transforman.
Te espero.

 

 

He roto con mis miedos. Por Pilar Pérez.

He roto con mis miedos. Por Pilar Pérez.

«He roto con mis miedos de mirarme a un espejo y disfrutar conmigo misma.He roto las cadenas que paralizaban mi cuerpo y no me hacían disfrutar de mi ser y de mi cuerpo ante mí misma…»

“Bueno aquí con la maestra La India, vine a Sevilla para hacer la clase del premio que gané. Me encantó el ambiente, las compañeras y cómo no, muchísimas gracias India eres un sol, eres muy humana y a la vez cañera. Sufrí, disfruté, sudé, en definitiva, viví y disfruté viéndome bailar. Gracias a todo el aprendizaje del libro, del grupo, de los tutoriales y sobretodo de la clase práctica que fue lo mejor, he roto con mis miedos de mirarme a un espejo y disfrutar conmigo misma, he roto las cadenas que paralizaban mi cuerpo y no me hacían disfrutar de mi ser y de mi cuerpo ante mí misma… (que somos nuestros peores enemigos). Solo decir que es una pena que no viva en Sevilla y no poder seguir compartiendo tus clases y seguir aprendiendo contigo. Como bien he dicho, me he quedado con la miel en los labios, ha sido la primera vez, pero no la última que volveré a verte. ¡Ah! por cierto, si India por las redes es humana y da todo para los demás, es un disfrute bailar con ella y en distancias cortas es muchísimo más humana y tiene un corazón que no le cabe en el pecho.

Muchísimas gracias India, y doy gracias al universo por cruzarte en mi camino❤❤❤ ya eres parte de vida y de mi enseñanza.”

Pilar Pérez. Málaga (España).

5 de septiembre de 2017