Los tres elementos del éxtasis, según el Tantra.

Los tres elementos del éxtasis, según el Tantra.

El Tantra primero te enseña a entrar en el sexo, a conocerlo, a sentirlo, a llegar a la posibilidad más profunda que hay oculta en él: al clímax.

Te lleva a descubrir la belleza, la felicidad y la dicha esenciales encerradas en él. Una vez que conoces el secreto del sexo, entonces puedes trascenderlo.El Tantra primero te enseña a entrar en el sexo, a conocerlo, a sentirlo, a llegar a la posibilidad más profunda que hay oculta en él: al clímax.  Te lleva a descubrir la belleza, la felicidad y la dicha esenciales encerradas en él. Una vez que conoces el secreto del sexo, entonces puedes trascenderlo.

En un profundo orgasmo sexual no es el sexo lo que da la dicha, el sexo, es sólo una situación. El éxtasis es lo que le está dando euforia y ese éxtasis se crea con tres elementos fundamentales.

El primer elemento es la intemporalidad:

Se trata de trascender completamente el tiempo, olvidarse de él permitiendo que cese para ti, no es que se detenga para todo lo que te rodea, sino que simplemente deja de existir para ti porque ya no estás en él, no hay pasado, ni hay futuro, solo permaneces centrado en éste momento, en la existencia. Entonces, éste momento se vuelve el único momento real y eterno.

            El segundo elemento es quedarte sin ego:

En el sexo pierdes el ego, no importas tú; por esto quien es egoísta no encuentra la dicha en el sexo. Cuando ya no estás tú ni tampoco el otro, tú y tu amante os perdéis en una nueva realidad. El sexo te permite perder el ego sin miedo a desaparecer en él.

               El tercer elemento es ser natural:

Vas más allá de lo que es irreal así, los rostros, las fachadas, la sociedad, la cultura, la civilización, las costumbres y los mandatos se pierden. Formas parte de la naturaleza igual que los árboles, que los animales, que las estrellas, perteneces al todo, flotas en él dejándote llevar por la corriente.

Estos tres elementos te proporcionan el éxtasis, es el orgasmo con el universo cuando en el aquí y ahora, tu presencia se expande más allá de las fronteras del yo y te haces parte del todo y de la nada. Se pierde la consciencia del yo en pos de la gran conciencia. Este éxtasis sólo es posible mediante el orgasmo físico. Una vez que conoces y puedes sentir éstos elementos, puedes crearlos independientemente del sexo mediante la meditación, donde ésta se torna esencialmente la experiencia del sexo sin sexo, donde el orgasmo muta a la sensación orgásmica.  Pero, tienes que pasar por él para que estos conceptos sean parte de tu experiencia.

Por eso, el Tantra no es para el sexo sino para alcanzar la divinidad –el brahmacharya- para trascender el ego, sólo puedes hacerlo por medio de la experiencia sexual en la que la consciencia del orgasmo evoluciona al estado orgásmico de la divinidad.

 La India.  

Artículo inspirado en el Libro de los secretos de Osho, sobre el Vigyam Bhairav Tantra.

http://la-india.es

El poder creador de la fantasía.

El poder creador de la fantasía.

El adulto se idealiza insistiendo en imaginarse como ese ser ideal soñado, que el ego necesita para bien valorarse. El niño sin abstracciones, vive el poder creador de la fantasía.

 

El niño crea sus historias fantasiosas y las vive apasionadamente, se enfada, ríe, llora, en el momento presente esa historia es real y la respira de principio a fin. En su mundo, la vida y la muerte coexisten con toda su graduación emocional como dos momentos de la existencia, marcados por el final del juego que dice que es la hora de dormir. La abstracción del adulto, por el contrario, encuentra en la idealidad una escapatoria al futuro, de este modo, se salta los hechos conflictivos del presente, con la fantasía de que dejen de existir sino los siente demasiado en el hoy.

 

La fantasía del niño es en su totalidad vivida en el momento presente. La idealidad del adulto se extiende al futuro para no sentir la frustración del aquí y ahora.

 

La fantasía es la creación real del mundo infantil, el niño encarnando a Superman siente y se expresa con autenticidad en el ahora. El adulto idealiza el ahora gris en los colores del mañana. El niño vive su realidad y el adulto muere por no vivirla, por esquivarla y trasladarse a un mundo ideal por el que trabaja y agota sus fuerzas.

 

La energía necesaria para la vida está en el hoy. En lo que hoy sientes. Hoy ingieres. Hoy digieres. Hoy procesas. Hoy descansas. Hoy te amas. El niño crea, vive y quema sus energías en el presente, ese agotamiento lo vacía cada noche cayendo rendido para volver a llenarse a la mañana siguiente, por eso, su día a día es un renacer constante en el que regenera y expande su vida en abundancia. El pobre adulto, huyendo de lo que es ahora, va desgastándose en su confuso camino hacia aquel ideal de pareja, de trabajo, de ser quien le gustaría ser y de tantísimas cosas que es capaz de imaginar perfectas y relucientes; allí adelante y arriba, la dirección hacia donde ensueña su mirada, que nunca está en la línea recta del presente.

 

Supongo que dejamos de fantasear para comenzar a idealizar, cuando nos convertimos en los ideales que mamá y papá nunca alcanzaron, cuando sentimos que debíamos ser lo que ellos mismos idealizaron y nunca fueron. Así dejamos de encarnar nuestras fantasías, dejamos de lado nuestro poder creador de vida y comenzamos a idealizar las ideas muertas de nuestros padres que fueron trasladándose paulatinamente y con el crecimiento, a los ideales de éxito de la sociedad de consumo.

 

Por eso, el adulto, en la única oración donde coloca la palabra fantasía es en “fantasías sexuales”. Estas son las únicas que guarda en secreto culposo y que con suerte un día, podrá dejar de intentar hacerlas realidad sin sentirse pecaminoso, para compartirlas con aquella inocencia y autenticidad, que alberga en el corazón de su niño interno, en la relación de pareja adulta.

 

Cuando reconocemos y damos lugar a la fantasía que podría concretarse y comprendemos que la idealidad siempre es inexistente, ordenamos nuestras ideas con criterio de realidad. Aprendemos a aceptar lo que es posible y lo que no lo es, aquello que nos gustaría pero que, en verdad no es factible, no está ocurriendo y no va a ocurrir hoy. Entonces, la comprensión llega suavemente y aceptamos que los hechos son los que transcurren en este momento sin reinterpretarlos en la idealidad de aquello que podría ser en el futuro. Porque esa huida del hoy es mucho más dura energéticamente y tiene más costo emocional, que aceptar lo que prefiero no ver porque no me gusta, no me viene bien, o no es lo que quisiera. Para poder pasar página en paz.

El sostener la idealidad detiene la vida, gastando fuertes cantidades de energía mental y emocional, con la fantasía positivista de que siempre se puede. Cuando a veces, muchas veces más, no puedes. Y este es el movimiento de vida, no una quietud de muerte en la que se arbitran los hechos como si no existieran. La idealización es un movimiento mortífero y huidizo que nos mantiene ocupados en la retorta creando el homúnculo que nunca respirará, poniéndonos la máscara de la sonrisa boba y esperanzada que nos asfixia lentamente, nos duerme y nos hace olvidar el poder creador de la fantasía.

La India

T.Corporal. Escritora. Flamenca

www.la-india.es

 

 

La Cita, el tiempo tántrico en la pareja consciente

La Cita, el tiempo tántrico en la pareja consciente

La cita, el tiempo tántrico para la pareja consciente.

Obedecemos automáticamente a programaciones sociales que nos han hecho creer, que hacer el amor es el acto casual de encontrarnos en una cama para tener un efímero placer sexual.

El cabo del día en el que cada integrante de la pareja ha vivido su agenda laboral, sus compromisos hogareños y ha atendido a las sensaciones que esto le conllevan -estrés, prisas, presiones- cae en el lecho compartido con cansancio mental y desmotivación sexual, cuestión que dispara una nueva preocupación y la sensación subyugada de ansiedad, al intentar calmar el instinto sexual, el deseo de ternura y la necesidad de descanso.

Las dos personas de la dupla tienen un mundo propio con sensaciones privadas muchas veces inexplicables con palabras, pero que se guardan en el cuerpo y en la virtualidad mental con fantasías y suposiciones. Entre lo que se siente y lo que se expresa, hay un abismo que se hace inmenso en la escena que se recrea a la hora de dormir, en la cama compartida con la persona que hemos elegido para convivir.  El reloj que nos dice a qué hora debemos ir a trabajar, almorzar o coger un autobús, también nos sigue el compás en aquello que dejamos pendiente en la relación, cada vez que el intento fallido de evitar ciertos momentos íntimos, crea una nueva presión en la comunicación de la pareja.

Una frustración angustiante y latente que ni siquiera es posible nombrar, presume que el beso de buenas noches junto a las piernas entremezcladas pueda ser interpretado como un acercamiento sexual; cuando la intención de esa tímida aproximación es sentir la contención del abrazo amoroso que cierre la historia del día, con la sensación de llagar a casa. Muy lejos de esto, la acción a seguir es despedirse hasta mañana con dolorosas excusas y acurrucarse en la soledad del lado propio de la cama.

Los constructos sociales nos proporcionan patrones para las relaciones sexuales: cuánto tiempo debe durar, cómo hacerlo y qué sentir. Cuando existe una convivencia carente de tiempo y espacio en común, las normas impuestas nos abolen la creatividad propia de las necesidades personales y del vínculo, abogando por la falta de comunicación que convierte a la pareja en extraños que se relacionen desde la falta de confianza.

La sexualidad de la pareja es un mundo único que nada tiene que ver con la que nos muestran en las películas. Es una creación absolutamente personal que necesita de tiempo y cultivo. La Cita, es un encuentro maravilloso sin protocolos, aunque planeado, preparado y esperado. La pareja acuerda detener el reloj y apagar el Wifi para mirarse encontrándose emocional y físicamente.

Es el reencuentro con tu cuerpo, para sentirte respirando jadeando y amando a través de la imperiosa necesidad de tocar, respirar y percibir el ser que encarna ese otro cuerpo, que te acompaña en la aventura.

Es la entrega y apertura del corazón, donde es posible sentir el alivio de expresarse sinceramente gracias a un encuentro sagrado que va más allá de un acto placentero de descarga motora como es el orgasmo, va más allá porque lo incluye y lo expande.

En el tiempo tántrico es más importante la calidad a intensidad de un día, aunque sea una vez al mes, que la liviana cantidad de diez minutos dos veces en semana.

Así los amantes deciden crear un tiempo muerto o, mejor dicho, más vivo que nunca: el tiempo tántrico para crear en libertad y aprender a amarse, sentirse, vivirse, compartirse intimando emocionalmente. Un modo de comunicación donde las palabras describen ajustadamente el sentir, la piel se expande con el campo magnético que rodea a ambos y la mirada se abre limpia y sin juicios.

Es el espacio para la unidad de la energía masculino femenina que se hace sagrado y vital entre dos seres que se han elegido para evolucionar en este tránsito por Gaia, teniendo un orgasmo físico, emocional y espiritual con el Universo.

.

La India

Terapeuta-Flamenca-Escritora

www.la-india.es

 

 

Día cero.

Día cero.

Lo que sigue lo escribieron mis dedos, aunque no tengo muy claro qué parte de mí lo estaba dictando, como si alguien desde dentro me hablara directamente a mí.

Me senté en el ordenador para enviar unos correos, pero sentí el impulso de escribir con una idea muy clara, lo hice sin detenerme, hasta que simplemente el estímulo inicial cesó, sin nada más que agregar. Al releerlo, note una redacción diferente a como suelo escribir, de hecho, le hubiera dado unos retoques, sobre todo, el sentido a las comas, pero decidí dejarlo tal como me había salido y corregir sólo los errores de lectura.

“Ya no haces, sino que te dejas hacer, ya no te esfuerzas utilizando tu poder porque no es necesario, nada de lo que tu ego haga es demasiado importante, como tú no eres tú, sino que eres nadie, adquieres una nueva identificación dónde no eres, pero te sientes, te percibes, la intuición se expande y eres vital, no decides pero la vida te indica el destino. Sacrificando esa imagen que tienes de ti, es cuando la vida se torna fácil. Puede que te quedes sola, o te sientas incomprendida y fuera del sistema, pero ahora te sonríes porque comprendes y esperas que el que tiene que llegar llegará, sólo si tú no intervienes. Porque tú no eres nadie y no tienes nada que hacer, sólo estar en ti, en tu amor por ti, por la vida y por quienes te rodean, en paz, porque todo está bien, hasta el dolor existencial como la expresión del miedo oculto en tus catacumbas, tiene sentido como el gran maestro.  El tiempo ahora es tu aliado, aprendes a sonreír como el buda, pero sentada en medio del bullicio porque lo que tiene que ocurrir ocurrirá y quien tienen que volver volverá, tanto como quien tiene que llegar llegará y así será la vida que deba ser para ti, para cumplir tu destino que no es ni más ni menos que, hacer lo que solo tú tienes que hacer mientras habites este cuerpo en este planeta”.

Feliz cumpleaños número 50.

Que así sea.

 

La India

Flamenca. Terapeuta Corporal. Escritora

www.la-india.es

Cuenta atrás 4. Sexualidad sagrada.

Cuenta atrás 4. Sexualidad sagrada.

La intimidad de la pareja es un sagrario al que hay que rendir culto. Un hábito a desarrollar que nos eleva la energía de la relación a su máximo exponente.

No es casual que me sienta enamorada como el primer día. Siempre fuimos muy conscientes de que aquella primera vez en que nos unimos en cuerpo, corazón y alma, queríamos que fuera para siempre, pero no lo dejamos al azar y nunca lo dimos por hecho.

El amor incondicional en la pareja es un camino de evolución, es la gran paradoja en la que cada integrante conserva la individualidad al tiempo que se une al otro.
Al principio el enamoramiento es muy fácil, no hay nada que hacer, ocurre por obra y gracia del espíritu de la pasión que mueve ese amor en todas direcciones. Luego, cuando el asedio de las normas y estructuras nos enfrentan cerrando la montera, vamos olvidando y espaciando esos tiempos tan sublimes de conexión que nos dan la vida. Hasta que, un día de enfado, no tienes nada que te recuerde todo lo que te gusta tu pareja, lo feliz que te hace sentir, lo rico que huele, la textura de su piel. Por el contrario, recuerdas que no es la primera vez que te enfadas por esta cuestión, que las cosas no cambian y que a tu pareja no le importa nada lo que sientes. Un día de enfado, engorda más el saco de las cuentas pendientes.

Cuando en el recuerdo aflora la fiesta de amor del encuentro sincero, entonces el enfado es solo un momento de liberación de energía excedente.

La polaridad en la que existimos aniquila toda posible unidad, nos hace olvidarla por completo con el intento de debilitar nuestras dotes naturales y por supuesto, desnutriendo poco a poco al amor de la pareja y sucede justo en el momento en el que el enfado, ya no les permitió recordar para qué se eligieron.

Para alimentar el recuerdo de la identidad genuina de la pareja, es ideal acordar el tiempo y el espacio en que ambos -adultos absorbidos por el estrés- se disponen a soltar amarras y estar disponibles para abrirse a la penetración física, emocional y espiritual. Una sexualidad sagrada que reconecta a cada quien consigo mismo, a través del mirar en los ojos del ser amado, como si te miraras al espejo.

Así el recuerdo del amor que ambos comparten, se hace fuerte y un día de enfado es solo el juego neurótico, incluso gracioso, en el que ambos se miden y se provocan expresando la fuerza. Es la energía masculina que se completa con la energía femenina de la relación, o sea: la intimidad sagrada y total del encuentro.

Si la energía de la pareja se desbalancea haciéndose solo masculina, se hace guerrera y fálica, pero en su justa medida, equilibrándose con lo femenino y receptivo, la pareja se hace íntima y cómplice completando un ciclo de carga y descarga emocional saludable.

La India
Flamenca. Terapeuta Corporal. Escritora
www.la-india.es

¿A qué llamamos energía femenina y energía masculina?

¿A qué llamamos energía femenina y energía masculina?

A las dos partes del todo. A lo sutil y abstracto junto a lo basto y concreto. A aquello que necesita de lo otro para expresar su completud, dónde los opuestos y antagónicos se funden en Unidad.
La energía femenina del hombre y de la mujer, de la mano de la energía masculina de la mujer y del hombre.
               Cuando hablamos de energía femenina o del femenino, evocamos a todo aquello que conocemos como las características representativas de una mujer. La sensibilidad que ajusta el sexto sentido de la percepción, y que hace de ellas sabias e intuitivas. El poder de crear y dar vida desde lo profundo de las entrañas donde anida el centro mismo del amor. La flexibilidad de todo su cuerpo, que la hace grácil y elegante. La receptividad en lo cóncavo de su útero que la conecta con la confianza del estar llena y plena de sensaciones complejamente placenteras. El ser la reina del hogar desde donde cuece el brebaje nutritivo del clan, dando a cada uno astutamente en su justa medida.
               Lo femenino es lo sutil, lo perceptivo, lo flexible, lo receptivo, la observación silenciosa, la astucia, lo complejo, el poder de crear, la abundancia, el recibir.

               En cambio cuando hablamos de la energía masculina,  visualizamos la imagen del hombre con la firme estructura de sus músculos y de aquello que, con fuerza y dirección, construya. La protección de lo suyo con todo lo que tiene a su alcance. Ofrece en su movimiento, el cobijo que abraza. Es el trabajo duro que le hace sentir seguridad, firmeza y valor. Es el ataque defensivo contra toda amenaza hacia sí, a su descendencia y procedencia. Provee la materia prima. Da

A las dos partes del todo. A lo sutil y abstracto junto a lo basto y concreto. A aquello que necesita de lo otro para expresar su completud, dónde los opuestos y antagónicos se funden en Unidad. La energía femenina del hombre y  de la mujer, de la mano de la energía masculina de la mujer y del hombre.
La energía masculina es la fuerza, la estructura, la dirección, la protección, la defensa, el poder del movimiento, la seguridad, la simpleza, el trabajo duro, la providencia, el dar.
               La energía Masculina está sobrevalorada en nuestra sociedad, hombre y mujeres salen a luchar y a proteger con uñas y dientes el hogar para sentirse seguro contra los “depredadores”, entonces: ¿Quién está dentro del propio hogar (el corazón) esperando con los brazos abiertos y el nutriente alimento para el alma? ¡Nadie! Porque hombres y mujeres queman el combustible de la energía masculina en la acción, en el afuera, sin atender a lo que sienten. Así los hombres se quedan huérfanos del complemento energético, de aquello que en verdad tienen que aprender yendo a su interior, y ellas, ellas han perdido el sentido más preciado de sus vidas: el poder de lo sutil.
               En la energía femenina está la clave del nuevo paradigma, integrándola y dejando que se entremezcle con la energía masculina, es cuando se creará un nuevo Ser.
            Es necesario conocer la energía  qué nos mueve, para saber cuál tenemos que aprender a integrar. Completar la energía femenino-masculina o masculino-femenina dentro de cada uno, es el nuevo paradigma en hombres y mujeres evolucionados. Porque el encuentro del nuevo modelo de pareja ya no es mujer y hombre en complementariedad, sino Seres en Unidad.
La India
Flamenca-Terapeuta Corporal- Escritora
www.la-india.es