Empoderar la Esencia Femenina.

Empoderar la Esencia Femenina.

Las mujeres somos poderosas ¿Por qué insistimos en empoderar lo que en sí mismo tiene poder? 
Creamos vida, no hay nada más infinitamente poderoso.

            En algunos de los, tan en boga, círculos de mujeres, se refuerza el empoderamiento de la mujer respondiendo inconscientemente al programa de la dualidad. Cuando afianzándose sola, la mujer va en contra de su deseo profundo, creando la isla de independencia del hombre que tanto desea e idealiza. La esencia masculina en la mujer pierde fuerza y seguridad, para hacerse exigente y rígida. Juzgando a los hombres, presuponiendo que aún duermen, que sólo quieren sexo y no están a la altura. 

              El miedo marcado a fuego en el inconsciente colectivo femenino y en los genes del linaje, por el dolor de la discriminación y mutilación por ser sexualmente superior al hombre, es el quid de la cuestión. El temor refuerza la disociación entre su sensibilidad y su fuerza.

             La esencia femenina se considera propiedad privada de la mujer olvidando que es la energía propia de los Seres Humanos, es ésta a la que hay que atender profundamente tanto en mujeres como en hombres, para que ambos (trabajando física o simbólicamente juntos) retornen a la Unidad.

La esencia femenina se considera propiedad privada de la mujer olvidando que es la energía propia de los Seres Humanos, es ésta a la que hay que atender profundamente tanto en mujeres como en hombres, para que ambos (trabajando física o simbólicamente juntos) retornen a la Unidad.            El don de la esencia masculina es amar abrazando, cuidando y ofreciendo estructura, para que la sabiduría de la esencia femenina se expanda en Amor.
Éste es el cambio de paradigma: la energía masculina y la femenina evolucionando juntas dentro de cada uno; para saber experimentarlo luego físicamente de a dos. 

            La misión de las mujeres en coherencia con la esencia femenina, es fluir con el hombre desde el conocimiento profundo del alma, para que éste se ponga en consonancia sin prejuicios con la esencia femenina  y así recobrar la fuerza de la sensibilidad que empodera su masculinidad, trascendiendo la dualidad Tu-Yo, para elevarse en la Unidad Ying-Yang. Honrando con amor compasivo, respetuoso, silencioso, la sangre menstrual y el esperma, porque sin ese único esperma, las mujeres no pueden cumplir su poderoso objetivo biológico: crear vida.

“La India”
Una flamenca hablando de Amor
12 de Julio de 2016
www.la-india.es
Del camino individual al camino en pareja

Del camino individual al camino en pareja

El sueño fortuito y casual, que se repite una y otra vez, nos lleva a creer que es posible desearlo: «¿y si….me atreviera a desear este sueño?». Luego la ilusión genera expectativas sobre el deseo, que la realidad echa por tierra.

Cuando nuestra imaginación nos lleva de la mano del sueño, a ilustrar perfectamente y con todos los detalles una escena en la que disfrutamos del momento siendo protagonistas, el deseo adquiere forma: “quiero encontrarme con una pareja que sea como la imagino: que haga esto y sea de esta forma y sienta estas otras, con quien pueda compartir mi vida, crecer juntos en pareja y tener una familia para evolucionar juntos”

Muchas parejas jóvenes comienzan a utilizar conceptos como: pareja consciente, crecer en pareja, procesar juntos. Ello nos permite dar cuenta de una cierta evolución emocional -al menos a partir de la intuición que se expresa desde la sabiduría profunda del corazón-. Para ellos, queda caduca la familia como institución o mandato. Llegan hasta el encuentro de pareja habiendo atravesado un camino de autoconocimiento a través de diferentes técnicas, terapias, o incluso, guiados por algún familiar.

Ellos hallaron algo más allá de la mente y sus dogmas socioculturales: el corazón. Con la ilusión de formar una pareja evolutiva, que pueda crear hijos evolutivos y ofrecer a la sociedad una familia evolutiva, se lanzan a poner su grano de arena en el planeta. Atienden a la ecología, la alimentación saludable, la educación consciente y a su propia autorrealización.

Tarde o temprano, la construcción de este deseo que comenzó con una ilusión individual, choca contra la realidad neurótica y reprimida de la sexualidad de la pareja; como reflejo del marco social en el que está inmersa. Es entonces cuando la senda en solitario debe ampliarse hacia la pareja y así llegar a la esencia del Ser en la práctica del sexo como la energía básica de la creación.

El camino individual es para abrir el canal del corazón, de éste modo se erige una mirada de amor, que puede reconocer y honrar al otro. Por otro lado, estando en pareja hay un sólo camino para bajar toda esa información a la realidad y es sin mente, a través de los cuerpos, de la energía sagrada del sexo que se centra en la existencia y no sólo en la genitalidad. No consiste en tener más sexo, sino en aumentar su calidad. Se trata de recrear la sensación de “volver a casa” cuando se está vibrando con el cuerpo del otro.

El centro Hara -está ubicado unos centímetros debajo del ombligo- es el hogar, el ser, el enraizamiento; se interpreta como una sensación de alivio, seguridad, identificación y aceptación sin juicio. Es el centro de la sexualidad que se desactiva y se olvida por completo cuando al nacer nos cortan el cordón umbilical, -aunque como es inherente al Ser, es estando en pareja cuando se reactiva con el sexo meditativo-.

«Cuando el sexo entra en la mente, se destruye toda la vida y actualmente ha entrado el sexo en la mente, en todo el mundo». Osho (El libro de los secretos).

Un deseo es un camino a seguir y si lo dejas ser, te mostrará  muchas más posibilidades de las que tu habías creado con tu pequeña mente. Si al mirar a tu pareja, ves en lo profundo que él o ella están allí para ti, simplemente suelta tu deseo a esa unión, no intentes controlarlo con tu mente ni crees expectativas. Lo más importante ya está hecho, has reconocido tu deseo, y al hacerlo le has dado vida, ahora confía en ti y deja que se exprese, tú no tienes nada más que hacer, créalo y olvídalo.

“La India».

Una Flamenca hablando de Amor.

 

Cuando nuestra imaginación nos lleva de la mano del sueño, a ilustrar perfectamente y con todos los detalles una escena en la que disfrutamos del momento siendo protagonistas, el deseo adquiere forma: “quiero encontrarme con una pareja que sea como la imagino: que haga esto y sea de esta forma y sienta estas otras, con quien pueda compartir mi vida, crecer juntos en pareja y tener una familia para evolucionar juntos”

 

La palabra Plenitud, es la que viene después de la palabra Felicidad.

              Soñar y ser feliz, son dos acciones deseadas por los seres humanos  proyectadas siempre en el futuro. Ambas, necesarias para apasionarnos por el movimiento de la vida que nos lleva hacia arriba, a salir del espacio de la dualidad en el que estamos. Cuando el sueño transformado en deseo empieza a ser real y descubre el mecanismo de pasar del mundo de ilusión al mundo real a través del corazón, tu corazón que bombea sangre y vida para que sientas tu cuerpo, sensaciones y emociones. Haces consciente lo inconsciente y puedes nombrar percepciones sutiles para conocer aquella información que no sale de tu mente sino de tu existencia, entonces empiezas a vivir, a respirar, a gozar de ti, del sexo y del amor. Tus sueños y tu felicidad fueron entonces el motor de algo aún mayor, han sido la plataforma que te catapultado a lo inimaginable, -porque la mente solo podía imaginar algunas pequeñas cosas-  Lo que se abre ante ti ahora, es a vivir en plenitud  porque finalmente tu vida a diario es Divina  y tu felicidad esporádica se torna en la Plenitud Constante.
«La India»
30 de julio de 2016

Encuentro sexual o sexualidad en pareja.


Tú deseas.
Tú eliges.
Tú experimentas.
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            El deseo profundo por activa o por pasiva, de todo ser humano, es estar con un compañero o compañera para la vida, es nuestra naturaleza y forma parte de nuestra evolución. Sin embargo, el camino hacia éste encuentro suele ser de mucha confusión entre el anhelo y lo que se materializa. Acaba en la mayoría de los casos, en una relación en la que no hubo encuentro, solo un roce muy placentero y efímero con la posterior frustración, provocada por el miedo a padecer soledad.
             El deseo profundo de encuentro de Amor con una pareja, comienza a teñirse de miedo cuando la intención fundamental es protegerse de la soledad. Luego de algunos intentos fallidos en el que se pierde la inocencia, procuramos  no enamorarnos demasiado por lo que pueda pasar. Se alimenta una angustiante contradicción interna y mientras externamente creemos que buscamos el par, seguimos siendo individuales. Este deseo se vive con el freno puesto una y otra vez, para resguardar el espacio de la soledad por si hay que volver a ella, midiendo lo que se da sin arriesgar más de lo que el otro es capaz de entregar.
            Cuando ya se nos ha roto el corazón y la esperanza, la confianza, la inocencia, o la entrega se han resentido, comenzamos a creer que se está bien a solas, que el amor no existe y que la pareja es una cárcel, entonces con el único objetivo que nos buscamos y encontramos de a par es con la intención de tener sexo, uno, dos o varios orgasmos de mayor o menor calidad que alivien la angustia de separación.
            La ilusión juega un papel importante y traicionero, porque vuelve a darnos la esperanza. –“tal vez  sea diferente y pueda volver a confiar”, cuando no hay nada desde el principio. Al final de la velada cuando hemos jugado a la seducción y las energías femeninas se han dejado abrazar por las masculinas, olvidamos que sólo íbamos a por un momento de sexo y el deseo de experimentar ese amor profundo en compañia vuelve a ser recordado.
            Cuanto más confiamos en el encuentro sexual, más confundimos sexo con amor y el virus sexual queda implantado generando tanta atracción como rechazo según estemos juntos y disfrutando, o a solas en casa esperando esa llamada. El valor propio se reduce a tal escueta relación sexual, alejándonos del encuentro de Amor en  pareja, porque en verdad nos aleja más de nuestro corazón, que sufre y se cierra con cada decepción. Y no porque el sexo este reñido con la pareja de amor, sino porque el sexo trae sexo y nada más, en cambio la pareja de Amor aporta relaciones sexuales con ternura, compañerismo, intimidad y todo el repertorio de los juegos sexuales, que al realizarlos dentro de la  pareja consciente se disfrutan y se potencian más.
            La cuestión siempre está en la claridad de los mensajes que cada uno, en primera instancia, mantiene honestamente con su ser. Hay que asumir el deseo profundo y ser coherente con él. No es posible conformarse con una relación puramente genital cuando lo que se busca es intimidad emocional. Veamos algunos ejemplos: dos personas que se encuentran y acuerdan explícitamente mantener un encuentro casual en el que pueden disfrutar de la sexualidad genital y nada más o una pareja de amor que disfrutan de su sexualidad sagradadonde todo está permitido desde el lugar del amor con aceptación e intimidad sin juicios, en ambos casos hay acuerdo entre ambos y viven la experiencia sin reclamar a nadie nada. Pero cuando uno va por el placer sexual en cada encuentro de pareja, (aunque se lleve meses o años con la misma persona), y el otro lo acepta en primer instancia pero espera secretamente que eso cambie, hay una traición a la premisa original y punto. Para que algo cambie debe volverse a replantear la idea original y ser aprobada por ambos, nadie que convenza, arrastre, seduzca o manipule al otro podrá reclamar nada, si lo que espera secretamente que ocurra no ocurre.
“La India”       
1-7-2016

La Cita: el tiempo tantrico


            Vivimos tan inconscientemente aferrados a los programas que impone la sociedad, que nos han hecho creer que hacer el amor, es el acto casual de encontrarnos en la cama un momento para tener un efímero placer sexual, dentro de la relación de pareja en convivencia. Es decir, al cabo del día en el que cada integrante de la pareja ha vivido su agenda laboral, sus compromisos hogareños y ha atendido a las emociones que esto le conllevan -estrés, prisas, presiones-  cae en el lecho compartido con cansancio mental  y desmotivación sexual, más la ansiedad y preocupación de cómo responder al compañero o compañera. Esto ocurre porque además de estar dentro del reloj que nos dice a qué hora debemos ir a trabajar, almorzar o coger un autobús, también tenemos nuestro tic tac que nos sigue el paso en aquello que tenemos pendiente dentro de nuestro corazón. En nuestro interior hay un mundo de sensaciones propias y privadas muchas veces inexplicables con palabras que cohabita con otro mundo virtual: el de  nuestra mente, entre uno y otro se crea un abismo a la hora de irnos a dormir junto a la persona más íntima que comparte nuestro hábitat. Llegar a final del día y pensar si él estará cansado hoy para hacer el amor, o por al contrario, saber que desde hace unas semanas tengo mucho trabajo sin ánimos sexuales, con el cortisol por las nubes, (hormona producida por la glándula suprarrenal ubicada en el chacra sacro que se libera como respuesta al estrés). En cualquier caso la resultante son conjeturas mentales y una sensación de angustia latente de algo pendiente que ni siquiera sabemos cómo nombrar, asumiendo que el beso de buenas noches junto a las piernas entremezcladas pueda ser interpretado como un acercamiento sexual, cuando la intención es: «abrázame, quiero descansar junto a ti y sentir que  todo está bien»; con lo que entonces decidimos dar un beso de buenas noches formal y darnos la vuelta. Esta escena puede ocurrirle a cualquiera de los dos pares, lo que es altamente probable es que uno de ellos no comprenda lo que pasa y comience a contagiarse de una energía de ansiedad, angustia o indiferencia. Compartir el propio hábitatcon su hábitat, en el peor de los casos se convertirá así en dos habitaciones blindadas dentro de una misma cama.        
                                                                                                                                           ¿Qué es lo qué ha ocurrido aquí?: NADA. No ha ocurrido nada. O mejor dicho lo que ha ocurrido no tiene que ver directamente con ambos, sino con el reloj que marca los actos de cada miembro de la sociedad y que dice cuándo hacer el amor,  cuánto tiempo debe durar y cómo hacerlo, respondiendo  al programa que priva de la creatividad propia,  de las necesidades individuales y de disfrutar del vínculo creando una convivencia carente de tiempo y espacio lúdico en común.

          La Cita, es un encuentro maravilloso sin protocolos, aunque  planeado, preparado y esperado, en el que una pareja detiene el reloj, apaga el Wifi, desconecta los móviles y se decide a encontrarse.  Comprender que, disfrutar de irse a dormir abrazados y con cariño es tan vital como darse el tiempo para la entrega a un encuentro sexual sagrado que va más allá de un acto placentero de descarga motora como es el orgasmo, -va más allá porque lo incluye y lo expande-. Con la cita los amantes deciden dar tiempo y encauzar su energía para el trabajo,  dormir juntos  y para encontrarse -mirarse, abrazarse, sentirse, respirarse, compartir intimando emocionalmente con esas pequeñas cosas que pasan en lo profundo  y que se hacen inmensas a la vista del mundo mental que los rige, para divertirse y jugar-. Es el tiempo tántrico para ser libre de experimentar el placer sexual, la plenitud, el relax, caricias, masajes, donde las palabras abandonan verborreas y encajan perfectas en la descripción de aquello que antes no sabían nombrar, la piel se expande con el campo magnético que rodea a ambos y la mirada expresa la necesidad de verse en el otro,  sintiendo amor sin juicio. Es el día, la hora y el lugar que ambos acuerdan con total disponibilidad  para el encuentro; el punto donde se crea un nuevo y propio hábitat: el espacio sagrado único entre dos seres que se han elegido para evolucionar en este tránsito por Gaia y tienen un orgasmo físico, emocional y espiritual con el Universo.

  “La India” 

 13-6-2016    
                                         

                    

¿Te amo yo?

El miedo a no ser amado.

Nadie se va de una relación cuando se siente amado, esperado, cuidado, abrazado, respetado, cuando se siente escuchado y comprendido ¿Cómo es posible irse, cuándo además de eso es posible sentirse completo con todas las luces, las sombras y los matices?

Los amantes se miran a los ojos y con un apego meloso, se preguntan: ¿me amas? ¿me dejarás? Ellos se preocupan por oír que el otro los ama aunque sólo sean palabras.

Lo poderosamente atractivo en ese otro es la abundancia de amor, si mi consorte es carente en amor y me lo pide a mi,-“ámame, quédate, dame”, pues llegará un momento que tenga que salir a buscar fuera para abastecer a ambos. Pero si mi consorte me da amor a modo de aceptación incondicional a todo lo que soy, ejercerá un poderoso imán hacia su persona y yo desearé proteger cuidar y amar el tesoro más valioso de mi vida, porque ésta unión será el manantial de la energía que me limpia, me recicla y me expande.

Si en vez de preguntar ¿tú me amas? Cambiamos la pregunta por:
¿Te amo yo? 
¿Te sientes amado o amada por mí?
¿Te sientes libre a mi lado?
¿Eres completamente tú quién está conmigo? 

Al hacer éstas preguntas también me las hago a mí:
¿Yo te amo a ti?, 
¿Soy libre a tu lado?
¿Yo soy completamente yo a tu lado? 

Esto de jurarse amor para toda la vida, que suele prometerse en los altares, hace que la gente se quede inmóvil desde aquella promesa, si nos hemos dicho que sí y  algo cambia luego, tal vez alguien diga no.                                          


La relación de pareja es de las relaciones más plásticas y cambiantes, si permites la evolución que propicia cambios, siempre estarás acompañada y acompañando, porque la pareja es una Unidad para  estar juntos mientras haces tu camino. :-“Tú debes hacer lo que tienes que hacer y si necesitas que te abrace y te de aliento, aquí estaré siendo tu mejor fan”. ¿Os imagináis que vuestra pareja os diga ésta frase, o ésta otra?: Sé quien tienes que ser yo te amare porque he decidido amarte y sido decidiendo amarte. De esto trata la pareja evolutiva, por eso la pregunta es siempre a la inversa ¿Te amo Yo?  


«La India»
24 -6-2016